TONI ÁLVARO
La noche del 30 al 31 de mayo de 1941, Manolis Glézos y Apostolos Santas, dos jóvenes de 18 años armados con una navaja de bolsillo y una linterna, escalan la Acrópolis ateniense y se llevan la bandera del III Reich que ondeaba desde hacía tres días. Es el inicio de la Resistencia griega contra la ocupación alemana. La Gestapo les condena a muerte. No conseguirá atraparlos. Sí detendrán, por otras razones, al hermano de Manolis Glézos, un año mayor. Lo fusilan.
Manolis y Apostolos salen de la Acrópolis. Un oficial de la policía griega les sorprende pero les deja escapar con una sonrisa cómplice. Apostolos y Manolis se integran en la lucha armada contra el invasor. Manolis Glézos será hecho prisionero hasta tres veces y torturado por los alemanes, por los italianos y por los colaboracionistas griegos. Siempre consigue escapar. Siempre vuelve a la lucha. Hoy se cumple el centenario de su nacimiento.
Acabada la II Guerra Mundial empieza la guerra civil griega. Los comunistas griegos dejan de ser útiles a Churchill y les manda de nuevo al rey que tenía exiliado en Londres. Estados Unidos y Gran Bretaña apoyan generosamente al gobierno monárquico, que lanza una represión feroz contra los antiguos héroes de la Resistencia. Apostolos Santas parte al exilio en 1947 y no retornará hasta 1962. Manolis Glézos es detenido y condenado a muerte. El general De Gaulle es el único mandatario occidental que pide públicamente clemencia para el que califica de ‘primer resistente de Europa’. El gobierno afloja y le cambia la ejecución por una cadena perpetua.
Estando en prisión es elegido diputado por Izquierda Democrática Unida. Su primera acción es declararse en huelga de hambre para pedir la liberación de otros compañeros menos conocidos que están en prisión y también han sido elegidos diputados.
La represión contra todo aquello que huele a izquierda continua implacable. Glézos vuelve a prisión acusado con uno de los clásicos de la época, trabajar para el espionaje soviético. Y allí encarcelado vuelve a ser elegido diputado. No disfruta de su condición mucho tiempo. Los coroneles dan su golpe de Estado.
Una madrugada, como mandan los cánones militares, Manolis Glézos es sacado de su casa y encarcelado. Acabará cuatro años en el exilio mientras su compañero Apostolos Santas vuelve a la cárcel.
Caídos los coroneles en 1974 y votando los griegos que le den al rey, Manolis Glézos vuelve a presentarse a diputado, esta vez en las listas del PASOK. Los cala rápido y dimite al poco tiempo para dedicarse a compartir el destino del pueblo de Aperathu desde la alcaldía, creando comités populares como órganos colectivos de gobierno.
Manolis Glézos aparece en primera página internacional en 2010. Es el señor de 88 años, melena blanca, gaseado y zarandeado por la policía griega en las manifestaciones contra las medidas de estrangulamiento contra su tierra impuestas por la Unión Europea, cuando el pueblo griego es aplastado por la Wehrmacht financiera. En 2014 vuelve a aparecer con toda su dignidad a cuestas en la prensa internacional, esta vez como el diputado europeo de mayor edad, elegido por Syriza. Volvía a ser un joven dispuesto a encaramarse por la Acrópolis para descolgar la bandera del Bundesbank y ondear algo parecido a cierta esperanza…pero la esperanza se rompió la crisma.
Manolis Glézos murió hace dos años, a los 98 años de edad, mientras la esperanza parece moverse entre la conmoción cerebral y el coma. Tocará encaramarla de nuevo en lo más alto, y sí, puede caerse… o echar a volar. En todo caso me da que se lo debemos.
NOTA: Muy recomendable la lectura del nuevo libro de Toni Álvaro Llevamos un mundo nuevo en nuestra memoria, en el que traza con brevedad e intensidad la biografía de quienes nos precedieron en la lucha por la emancipación social y cuyos nombres parecen haber sido apartados de la historia. En su mayoría de trata de hombres y mujeres comprometidos con el ideario anarquista, más olvidados que el resto.
DdA, XVIII/5.262
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