viernes, 5 de agosto de 2022

SIRIO, UN GATO DOCUMENTAL


Lazarillo

A primera hora de la mañana, cuando este Lazarillo se pone a trabajar, todavía se nota en la buhardilla el mínimo frescor con el que las noches nos obsequian en este verano tórrido. Sirio tiene por costumbre acompañarme, sentado o tumbado en cualquiera de los lugares de la estancia, bien sea bajo la mesa camilla que hay frente a la ventana, en el sillón donde leo por las tardes, sobre las baldosas del suelo o en uno de los estantes vacíos de la biblioteca. Esta mañana, sin embargo, ha querido acercarse más a la mesa desde la que escribo y se ha espatarrado sobre la mesita supletoria en la que tengo esparcida la documentación pendiente. He sido incapaz de desalojarlo del sitio al advertir el gusto con el que se restregaba sobre los papeles, como si ese material le procurara el acogimiento y frescor que buscaba. El sensual disfrute de su acomodo me ha impedido apartarlo del lugar, que hasta ahora no le tenía permitido ocupar por su proximidad al ordenador. Una vez le insté a la quietud, Sirio se ha puesto a disfrutar del sueño con la relajada disposición que suele poner siempre que estrena un dormidero en el que se siente a gusto. Bajo su cuerpo reposan algunas portadas fotocopiadas de un periódico al que este Lazarillo dedicó muchas lecturas: Las Dominicales del Libre Pensamiento, el semanario librepensador fundado por Ramón Chíes y Fernando Lozano en 1883 y publicado hasta 1909. Entre ellas está la portada en la que se da cuenta de la muerte de un gran escritor, Alfredo Calderón, desconocido en nuestros días. 

   DdA, XVIII/5.238   

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