Félix Población
No habían pasado ni 48 horas desde que nuestro país
conoció, a través de algunos medios de comunicación, una de las noticias que
confirma lo justificado que en España resulta la falta de credibilidad de la
ciudadanía en no pocos de esos medios. Las casposas y vergonzosas
conversaciones entre el comisario ya jubilado y en la cárcel José Manuel
Villarejo y el director de La Sexta y presentador de Al rojo vivo, Antonio
García Ferreras, en las que se constata la fabricación de noticias falsas para
desacreditar a Podemos, sirviéndose para ello de las cloacas policial y
mediática.
Dos días después, digo, la Academia de Televisión y de las Ciencias y
Artes Audiovisuales informó que entre
las 450 candidaturas de los programas y
profesionales a los Premios Iris de este año están Ferreras y Vicente Vallés en
el apartado correspondiente a presentadores de informativos. Habrá quien
piense que esa nominación, anterior a al escándalo de los audios con Villarejo,
no conducirá al presentador de Al rojo vivo a ser galardonado. Sería lo más
idóneo después de lo ocurrido, a fin de no hurgar en el desprestigio que ya
sufre la profesión.
Desconozco lo que ocurrirá con Vicente Vallés, cuya
trayectoria como presentador del informativo vespertino de Antena 3 se ha
caracterizado por la manipulación y tergiversación de noticias al objeto de
perjudicar o difamar también a Podemos. Sí sabemos que Vallés ya recibió, quizá por esto mismo, el premio Francisco Cerecedo
de Periodismo de manos del Jefe del Estado, que le tributó en el acto de
entrega encomiásticas palabras.
Sería muy deplorable que el presentador de Antena 3 fuera
una vez más galardonado, estando fresca la manipulación de las declaraciones de
la ministra Irene Montero a propósito de la masacre de migrantes perpetrada en
la valla de Melilla, eludiendo la
condena explícita y rotunda que la ministra de Igualdad hizo por tan
ignominioso episodio en nuestra frontera sur.
Comprobado que Ferreras no solo permanece al parecer
muy bien asentado como director de La Sexta y como presentador de Al rojo vivo, sino que recibe
apoyos explícitos de algunos de sus colaboradores, sería colmar de indignidad al periodismo español que ambos
profesionales fueran distinguidos nada menos que por la Academia de Televisión.
Si ya sería denigrante
para el periodismo español que Ferreras permaneciera al frente de La Sexta
después de ser reveladas sus conversaciones con Villarejo, no cabría imaginar
que se le premiase a posteriori, pero en este país no es descartable esa
posibilidad, sabiendo lo que se va sabiendo y hasta qué punto buena parte del
periodismo depende de las consignas e intereses de quienes son sus propietarios.
PS. De momento, lo que se está notando es una notable caída de audiencia en Al rojo vivo, un programa que fue superado ya en el pasado en varias ocasiones por los que presentaron en la televisión pública Javier Ruíz y Jesús Cintora a la misma hora. Ambos fueron defenestrados por su competente profesionalidad.
DdA, XVIII/5.222
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