domingo, 17 de julio de 2022

LOS INCENDIOS FORESTALES NO CUENTAN EN EL DEBATE SOBRE EL ESTADO DE LA NACIÓN

Es muy posible que al término del verano actual, el más caluroso desde que hay historia de las temperatura, el número de hectáreas quemadas en España esté cerca de las 100.000. El pasado 3 de julio se superaban ya las 70.000, las mismas que ardieron el verano pasado. A este Lazarillo le parece lamentable, una vez más, que teniendo en previsión cada año unos estíos más calurosos y que haya tenido lugar días atrás un debate sobre el estado de la nación, los partidos políticos que representan a la ciudadanía no hayan reparado en que el país estaba ardiendo por enésima vez, y que para tratar de evitar los riesgos que en este sentido comporta el cambio climático se necesitan gobiernos y políticos que tengan un mínimo de sensibilidad y se acuerden de las gentes que sufren estos desastres y de los trabajadores forestales que se juegan la vida con un bocadillo, una pieza de fruta y un litro de agua en la mochila durante largas y tórridas jornadas, como está ocurriendo en Castilla y León. Nada de esto se dice en el editorial que se publica hoy en el diario El País:


Tras una primavera en la que se alcanzaron temperaturas excepcionalmente altas, la península Ibérica afronta la segunda ola de calor del verano y todo apunta a que no será la última. Esta situación excepcional ha teñido de rojo el mapa de riesgo por temperaturas superiores a los 35 grados y eso se ha traducido en una ola más de 35 incendios, de los que más de una decena avanzan sin control, pese a que ya se han movilizado el 70% de dispositivos de emergencia y los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias. No hay previsiones de lluvia a corto plazo, de modo que debemos prepararnos para las consecuencias de un verano tórrido en el que la posibilidad de morir por golpe de calor o por descompensación de las patologías crónicas es muy elevada.

No es un problema que afecte solo a España. La vecina Portugal y el suroeste francés sufren también fuegos devastadores; el Reino Unido ha activado la alerta por altas temperaturas, y la sequía que afecta tanto a Italia como a Grecia, Croacia y el norte de África hace que también allí proliferen los incendios. Todo el Mediterráneo vive una situación extrema de estrés hídrico y de liberación de energía acumulada congruente con las previsiones más alarmantes de los científicos.

El 3 de julio ya se habían quemado en España 70.354 hectáreas, prácticamente las mismas que en todo 2021, y son miles las personas evacuadas, como las más de 3.000 desalojadas en la sierra de Mijas. Aunque también hay incendios en el Levante español, los fuegos se concentran esta vez en la parte occidental de la Península, afectada por la fatídica confluencia de tres factores que alimentan la combustión: más de 30 grados de temperatura, vientos de más de 30 kilómetros por hora y una humedad inferior al 30%.

     DdA, XVIII/5.224     

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