Félix Población
La semana pasada el diario El
País obsequió a sus lectores y suscriptores con uno de los audios más vergonzosos de la reciente historia de este país,
que los tiene en demasía y los seguirá teniendo, tal como se volvió a repetir con los que Crónica Libre ofreció después con los de Ferreras (director de La Sexta) y Villarejo. Sin embargo, la información en exclusiva de El País no tuvo la misma repercusión mediática que tuvieron en su día las falacias y
difamaciones cocinadas por el Gobierno del Partido Popular contra Podemos a
través de maniobras ilegales, como revelan esas conversaciones entre el
comisario Villarejo y toda una ministra de Defensa en los audios ofrecidos por
el citado periódico.
Era de esperar esa actitud
de encubrimiento o aminoramiento al estilo Feijóo entre los medios de la
derecha y la extrema derecha, pues forma parte de sus hábitos y costumbres,
pero al leer el pasado sábado el editorial del propio diario El País, que desde hace
varios meses viene publicando los audios secretos de la corrupción, eché de menos un reconocimiento por su
parte de lo que le corresponde en la difusión de algunos de los bulos que se
perpetraron contra el partido morado.
Es de celebrar que El País
considere que hubo dos víctimas principales de esa guerra sucia (Podemos y los
independentistas catalanes), porque es algo que a estas alturas sabe o debería
saber toda persona bien informada. Nunca
en la historia de este país hubo una pena de telediario impuesta con tanto
denuedo y persistencia contra un partido político como el que nació después
del 15 M.
Pero ya que se reconoce esa
pena de telediario en un editorial y se reprueba al partido que se sirvió de
los aparatos del Estado para combatir de modo tan indigno a sus adversarios
políticos, creo que El País ha perdido
una oportunidad de disculparse con sus lectores y suscriptores por lo que
tanto al periódico como a la SER le corresponde por haber colaborado a veces en
esa campaña de desprestigio contra Podemos que, como se afirma en el editorial,
se inició casi desde el mismo momento de su fundación.
Al diario de PRISA no solo
le faltaron esas disculpas en el texto editorial de este sábado, sino algún tipo de consideración diagnóstica
sobre la gravedad que para la salud democrática comporta que la gran
mayoría de los medios de comunicación se haya prestado, durante años, a
difundir informaciones de cloaca contra determinados partidos políticos. Quizá
esperábamos demasiado de ese periódico pidiendo excusas por ello.
DEMOCLOACA III
Félix Maraña
DdA, XVIII/5219
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