jueves, 30 de junio de 2022

EL EMBAJADOR JOSÉ CUENCA, CLASISTA E IMPRESENTABLE

 Si el tal Cuenca quiere seguir siendo embajador de España, debe tener en cuenta que no puede ser parcial con los españoles que no son de su cuerda. Está, obviamente, en su legítimo derecho a opinar lo que le salga del nabo, pero entonces debería acompañar a su firma con un título universitario o definirse como un franquista camisa vieja.

Vicente Bernaldo de Quirós

¿Puede un embajador de España tener ideología y criterio politico? Por supuesto y no solo puede, sino que es consustancial con el ser humano. Lo que no debe es tomar partido cuando está en el ejercicio de su cargo porque representa a todo un país.

Hago esta reflexión porque leo una tribuna política en el diario El Mundo de un autodenominado embajador de España y que firma como José Cuenca, que no sé si es un nombre real o es que le han puesto muchas veces mirando para esa bonita capital manchega. A él o algún familiar
En su panfleto el tal Cuenca se despacha a gusto con toda la izquierda y especialmente contra Podemos utilizando los tópicos más sectarios de los que suele hacer gala el resentimiento franquista.
Además de insultar a la pareja formada por Pablo Iglesias e Irene Montero y acusarles de ser culpables de todos los males, cae en la trampa de menospreciar la condición de cajera de la actual ministra de Igualdad obviando los títulos universitarios que tiene. Item más si solo trabajara en un supermercado estaría tan capacitada como una universitaria cum laude para sentarse en el Consejo de Ministros. Con esta prueba de desprecio, el citado embajador evidencia un clasismo que en pleno siglo XXI está pasadísimo de moda.
Pero es que el tal Cuenca miente deliberadamente. Acusa a la formación morada de estar acosada por sentencias judiciales adversas cuando, hasta el momento no ha sido condenada en ninguna de las muchas acusaciones infundadas que les ha abierto la extrema derecha política, mediática y judicial.
Es tal el acoso que se ha desatado contra Podemos que hasta la Audiencia Nacional ha tenido que pararle los pies al obsesivo juez Manuel García Castellón y le ha ordenado que frene su histeria antimorada. Y el hombre se la ha envainado por la cuenta que le trae.
La única condena que ha sufrido Podemos resulta de una polémica sentencia del Tribunal Supremo contra el diputado Alberto Rodríguez que, incomprensiblemente y de momento, le ha supuesto la privación del escaño, pero el asunto está recurrido y según fuentes periodísticas solventes, puede acabar con la devolución de su asiento y su reintegro al Congreso de los Diputados, tal y como debate el Constitucional.
Si el tal Cuenca quiere seguir siendo embajador de España, debe tener en cuenta que no puede ser parcial con los españoles que no son de su cuerda. Está, obviamente, en su legítimo derecho a opinar lo que le salga del nabo, pero entonces debería acompañar a su firma con un título universitario o definirse como un franquista camisa vieja. Para saber por dónde vienen los tiros.

DdA, XVIII/5209

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