viernes, 8 de abril de 2022

TODO TIEMPO PASADO FUE MUJER


Octavio Colis

Hay días que se repiten, me levanto, me ducho, me arreglo como si fuera a ir a ver Roxana a París. Abro la puerta del patio del pasillo, la ventana del estudio y las puertas del otro patio que hay junto a mi dormitorio -el que da a la calle Guillermo Roland-, cuando salgo a este patio siempre pienso en Ramón Gómez de la Serna, que vivió ahí y que quizá se asomara alguna vez a esas ventanas que veo en la vertical hacia el cielo. Me parece que Ramón ha envejecido mal, ya sólo me gustan sus prólogos (sobre todo el que escribió para Los cantos de Maldoror, la mala aurora de Ducasse). Abro también una de las ventanas al patio de vecinos del lugar en el que pinto. Se crea corriente entre las cuatro aperturas al aire de abril, ventilación, vuelan las cortinas. Me preparo el desayuno y me siento en la cocina, protegido del viento. Todo lo que miro, pienso y veo ya fue, ya pasó. Cierro las ventanas. Con la aspiradora aspiro el pasado que ha quedado por los rincones. Pongo música a todo trapo. Hoy, también Golpes Bajos. Dice Javier Mellinas que siguen sonando muy modernos, es cierto, suenan a la modernidad pasada, como Isidore Ducasse, todo cambia, menos las vanguardias. También escucharé Thank you, Satan, de Leo Ferré, me recuerda a la época en la que viví en París con aquella chica tan guapa. Fue en ese piso de la calle Adolphe Yvon de Paris en donde oí a Ferré por primera vez. La chica era amiga de la madre de Roxana. Yo era muy joven, y Roxana no había nacido todavía. En “Primer amor”, escribe Becket: “mi mundo, a partir de aquello, se había convertido en una catástrofe, no encontraba nada por lo que mereciese la pena seguir viviendo…” La madre de Roxana me acogió en su casa para que, por unos francos, mientras leía, escribía o pintaba, cuidara de la niña. Yo era entonces el tío Otto. Y ya se veía que Roxana sería pronto un hermoso ciclón tempestuoso. Ahora vive con un pintor escocés en su bateau mouche. Consulto el correo, leo, pinto, escribo, como, algo, poco, bebo vino. Y, enseguida será de noche. Creo que ahora los días son más cortos. Busco la fotografía de un óleo y pasteles sobre cartón que hice del patio de Adolphe Yvon para que acompañe a esto que escribo ahora, cincuenta años después. Nunca he vuelto a utilizar pasteles tan buenos como los de aquella caja de Mary Quant de la amiga de la madre de Roxana.

Decía Krahe: Todo tiempo pasado fue mujer…

DdA, XVIII/5133

No hay comentarios:

Publicar un comentario