Félix Población
Por
segunda vez, Macron se ha impuesto a la extrema derecha en Francia, pero en
este caso Marine Le Pen ha obtenido su mejor resultado en las elecciones
presidenciales. La batalla a tener en cuenta será la de los comicios generales
en un par de meses, ha dicho Mélenchon, el candidato de la izquierda, pero ese
17 por ciento de sus electores votando a Le Pen en esta segunda vuelta
posiblemente haya sido decisivo para que Marine Le Pen haya encajado mucho
mejor su dulce derrota.
Mientras
ocurría esto en Francia, ayer domingo, aquí en España la extrema derecha
mostraba su patita no acudiendo a la cita de Villalar en las personas del
vicepresidente del gobierno y el presidente de las Cortes de Castilla y León.
Viene a ser una ratificación, desde las propias instituciones autonómicas, del
desprecio que a Vox le merecen dichas instituciones.
Los
resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia hay
que leerlos también teniendo en cuenta la resistencia del lobby eléctrico para
que España y Portugal no puedan imponer el tope al precio del gas. La derrota,
en este sentido, de los gobiernos de izquierda en ambos países para impedir las abusivas e inadmisibles subidas del precio de la luz comportaría un
voto de castigo para las próximas elecciones generales en España que tendría
como principal perjudicado a la izquierda y como más posible beneficiario a la
extrema derecha.
Ocurriría
esto en un país en el que estamos asistiendo estos días al escándalo de ciberespionaje
Pegasus, adquirido por el CNI para el espionaje exterior y del que han sido víctimas,
entre otras personas, políticos independentistas catalanes y vascos, cuyos partidos respaldan al
actual gobierno de coalición. Está pendiente, por lo tanto, la estabilidad de
ese gobierno, a pesar de que desde el mismo se haya planteado a Esquerra
Republicana y Junts la apertura de un control interno del CNI para esclarecer la cuestión y la entrada de estos partidos en la Comisión de Secretos Oficiales.
En estas estamos en nuestro país después de la que extrema derecha haya cosechado en Francia sus mejores resultados. Añádase a lo dicho un Partido Socialista que, igualado ahora en expectativas de voto con el Partido Popular, busca dividir con el “espacio de Yolanda” -según expresión de Pedro Sánchez- a sus socios en el gobierno, con tal de reducir al máximo -con la colaboración inestimable de la mayoría de los medios de comunicación- al electorado de Unidas Podemos.
DdA, XVIII/5150
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