domingo, 3 de abril de 2022

EL FÚTBOL FEMENINO Y QATAR*

 


Félix Población

Hace unas fechas se vivió en el gran estadio del Nou Camp de Barcelona uno de esos hechos que en el periodismo deben merecer el calificativo de histórico, al margen del empleo abusivo con el que se usa habitualmente ese término en los medios de información.

En unos cuartos de final de fútbol femenino correspondientes a la Champions, el Barcelona y el Real Madrid lograron reunir en el citado estadio a más de 91.000 espectadores, una cifra superior a la registrada en Pasadena (California) en la final del Mundial entre Estados Unidos y China. En Barcelona, además, el partido tuvo lugar a las 18,45 de la tarde de un día laborable y con lluvia, lo que da idea del interés que está despertando el fútbol femenino en nuestro país. 

Se batió, por lo tanto, un récord mundial de espectadores, y se dio también la circunstancia de que el espectáculo deportivo ofrecido fue magnífico: juego limpio, entrega manifiesta por parte de las futbolistas, juagadas de mérito y muchos goles, siete, sin que importe en este caso demasiado quién fue el equipo vencedor (el Barcelona). 

Lo que se vivió hace unos días en uno de los estadios con más aforo del país presagia, sin duda, las mejores expectativas para el fútbol femenino, no solo porque va a comportar un incentivo para que las niñas sientan inclinación por practicar este deporte, sino porque con su práctica y esfuerzo demostrarán cada vez mejores aptitudes.

De momento, lo que cabe advertir en el fútbol femenino es un pugna más limpia que entre los varones en la disputa del balón. Si a eso sumamos, como ocurrió en el Nou Camp, un afán manifiesto por ofrecer goles y espectáculo, además del incentivo que implica comprobar las facultades de la mujer para este deporte, no me parece exagerado pensar que el fútbol femenino ganará mucha afición en los años próximos.

Personalmente, quizá influido por la novedad, me parece más bonito ver jugar a las mujeres que a los hombres, no solo por lo dicho sino porque en el fútbol masculino priman en exceso los intereses del gran negocio en que se ha convertido ese deporte. Las derrotas pesan mucho más en virtud de esos intereses y es frecuente jugar a no perder, ante todo. Eso hace que el espectáculo deportivo sea a menudo aburrido y tedioso.

Ojalá no tenga ese novedoso, limpio y fresco fútbol entre mujeres los mismos derroteros que me han hecho desertar casi como espectador del fútbol masculino. Ahí tenemos a la vuelta de la esquina esa próxima celebración de un Mundial en Qatar, donde los trabajadores migrantes han soportado una infames condiciones labores de explotación en la construcción de los estadios (Mundial de la vergüenza lo ha llamado Amnistía Internacional), y donde la tutela del varón cercena todos los derechos de la mujeres.

*LUH   DdA, XVIII/5128

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