miércoles, 2 de marzo de 2022

EL TUFO DE UNA HEZ VIRAL DEL TUITERO PEREZ REVERTE



Leticia Gondi

Como tengo la sana costumbre de poner en cuarentena todo cuanto se le atribuye, me he dejado caer esta mañana por Twitter indagando sobre la veracidad de un tuit atribuido, cómo no, a Pérez Reverte. No es que me pareciera inverosímil que este tipo pudiese soltar semejante soflama, valiéndose del dramático contexto que nos ocupa, al contrario, su tufo rancio-misógino-belicoso delataba, como el trazo ondulante en un óleo de van Gogh o la luz en uno de Sorolla, su autoría. De ahí que la derecha y la ultraderecha utilicen recurrentemente su rúbrica para fabricar "faketuits" a discreción; Arturo Pérez Reverte es el paradigma de reaccionario que ellos quisieran ser y como tal, atribuirle esta o aquella arenga, es garantía de verosimilitud ergo, viralización.

Pero yo quería ver y beber de la fuente original. Y no, no lo encontré; en su lugar había un par de escuetas excusas del escritor, asegurando que lo borró porque se equivocó de momento. Vamos, un "lo siento mucho no lo volveré a hacer", a lo académico.

Fíjate que soy impulsiva, y sin embargo, en estos casi quince años no recuerdo haber tenido que limpiar una cagada mía, disculpen la analogía, nunca mejor dicho, a los cinco minutos de haberla depuesto en mi FB. De momento controlo bastante bien los esfínteres, o eso creo. En serio, no puedo con esta gente de gatillo fácil; sueltan su exabrupto, se quedan a gusto, e ipso facto lo borran. Y hala, la cagada efectivamente, desaparece, pero ahí os queda a vosotros el tufo. Y eso es exactamente lo que ha sucedido con la hez del fecundo tuitero; cuando quiso borrarlo, ya era viral.

Don Arturo, como muchos se dirigen a tan insigne caballero, al tiempo que le sugieren que hable de este o aquel asunto, como si de un gurú se tratara, se arrepintió de haber utilizado a una escritora caída en combate en una guerra real para librar su guerra cutre, cutrísima, contra el feminismo, y alimentar a la legión de machistas y machistos hambrientos que habitan esta red.

El mantra estrella y recurrente a lo largo de los años viene a decir "¿dónde están Irene Montero y esas feminazis y feminorras, que no condenan la muerte de esta mujer?", la mujer en cuestión va cambiando, según les convenga. Es como si los y las feministas fuésemos los encargados de condenar las muertes que acaecen cada día en el planeta. Es un mantra absurdo, pero bueno, nadie dijo que los mantras fuesen seña y signo de inteligencia. El mantra es de hecho a la oratoria lo que el papel de cebolla es al dibujo, el Auto-Tune al canto o los esteroides anabolizantes androgénicos al culturismo. Por favor, que algún medio de comunicación envíe a cubrir Ucrania a este corresponsal jubilado, que no sabe envejecer con dignidad.

Por supuesto que esta escritora no utiliza "las, los, les" para novelar sus relatos. Pero estoy segura de que si fuese profesora podría utilizarlo para dirigirse a sus niñas, niños, niñes sin que el planeta explotase, como le explota a usted la cabeza cada vez que impotente comprueba, que el mundo AVANZA pese al peso de sus huevazos haciendo sentadas en el suelo, como el niño mimado y caprichoso que en el fondo, y en la superficie, es.

¡Buaaaaa, odio el lenguaje inclusivo, buaaaaa, las mujeres me odian, buaaaaa, necesito un mundo escrito y pronunciado en masculino universal, buaaaaaa, escuchadme, que soy académico, marinero, corresponsal de guerra y tuitero!

Macho, eres patético.

     DdA, XVIII/5098     

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