Pablo Iglesias
1. El resultado
de las elecciones en Castilla y León consolida el fin del sistema político del
78 y refuerza al bloque reaccionario. La mejor prueba de ello es que hoy nadie
contempla seriamente que PP y PSOE pacten un gobierno o una legislatura que
dejase a Vox fuera del Gobierno de Castilla y León. Ni bipartidismo, ni
concertación. Hay dos bloques de Estado posibles y, por desgracia, el
reaccionario tiene mucha más conciencia de serlo que el bloque democrático.
2.
El bloque reaccionario se consolida independientemente de que al PP le haya ido
mal en relación a sus expectativas. Es obvio que la intención del PP era
asegurarse la gobernabilidad en solitario y reforzar a Casado respecto a Ayuso.
Pero no haberlo conseguido no cambia el hecho de que el PP está llamado a
liderar un bloque de Estado con Vox. Este resultado simplemente confirma lo que
ya era obvio. La vía “moderada” del Casado de la moción de censura de Vox nació
muerta. Ayer se volvió a constatar. Que el liderazgo del PP sea de Casado o de
Ayuso tiene poca importancia. Ambos están obligados a hacer lo mismo: imitar a
Vox para contener a Vox.
3.
El avance de la ultraderecha es espectacular. Se equivocan quienes solo ven dos
puntos porcentuales más respecto a su resultado de las generales. Ese resultado
en unas autonómicas de un territorio donde el PP controla todos los resortes
administrativos y mediáticos augura una ultraderecha que podría disputar al PP
el liderazgo del bloque reaccionario en unas generales. Tienen buenos apoyos
mediáticos para lograrlo. Ayer María Claver se sentaba en el plató de Ferreras
analizando las elecciones.
4.
Lo que implicaría un gobierno del PP y Vox es obvio. No hace falta acudir a
asustaviejismos. La involución democrática sería absoluta y las consecuencias
para partidos de izquierdas, independentistas, para las mujeres, para la clase
trabajadora, para el colectivo LGTBI+ no hace falta que las describamos aquí.
5.
El bloque progresista pierde posiciones electorales y estratégicas. El PSOE
caoba se resiste a asumir que debería liderar un bloque que no tiene ninguna
alternativa al choque frontal con el bloque reaccionario. Es indudable que las
alianzas con independentistas e incluso con UP le restan base electoral en la
España castellana. Pero un problema que no tiene solución no es un problema.
Aceptar una estructura ideológica como inamovible y tratar de adaptarte a ella
es decorar tu propio ataúd. O el PSOE asume la batalla ideológica como
ineludible y usa su poder para reequilibrar la correlación mediática de fuerzas
o seguirá decorando el ataúd. No hay política sin lucha ideológica.
6. Soria Ya
apunta una tendencia estatal muy clara. Las formaciones provinciales
seguramente multiplicarán su presencia en el Parlamento a costa de los votos de
la izquierda. Ya han dejado claro que no aplicarán cordones sanitarios a la
ultraderecha. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
7.
UP resiste en el mapa electoral de Castilla con solo un procurador. Un 5% de
los votos es lo que representan hoy Podemos e IU en Castilla y León. Y eso a
pesar de tener un buen candidato, mucho más conocido que la mayoría de los
candidatos territoriales con los que puede contar UP. Y eso a pesar de una
reforma laboral buena para los trabajadores en un territorio referencia de la
industria del automóvil. Y eso a pesar de la subida del SMI a 1.000 euros la
última semana de campaña. Y eso a pesar de los nuevos liderazgos femeninos en
UP y en Podemos. Hay un consenso muy amplio en UP en que conviene la
reconstrucción del espacio con las fuerzas que lo abandonaron y que un nuevo
nombre y un liderazgo electoral como el de Yolanda Díaz, con llegada a sectores
a los que la izquierda no llega y capacidad teórica de penetración en el PSOE,
son la única opción disponible. Esto lo lleva pensando Podemos desde hace más
de un año y por eso se tomaron las decisiones que se tomaron entonces, pero
encomendarse solo al cambio de nombre, a la recomposición del espacio y a un
nuevo liderazgo como ingredientes de la salvación futura no parece demasiado
prudente. El contexto es muy diferente al de 2014-2016. La batalla ideológica
ahora es mucho más áspera y la correlación mediática es abrumadora en contra de
UP y casi no contiene fisuras. Si los partidos de UP simplemente se encomiendan
al “milagro Yolanda” y al “milagro frente amplio” no es difícil saber lo que
ocurrirá. Los partidos deben armarse para la batalla ideológica sin complejos,
deben hacer trabajo territorial y deben cuidar sus liderazgos. Que todo dependa
de una personalidad pone demasiado fácil el disparo del adversario. Lo digo por
experiencia.
8. UP debe ponerse la tercera dosis de la vacuna contra el virus de la cizaña. La semana pasada, desde la tertulia de Ferreras, Nacho Escolar auguraba una inminente guerra interna. Escolar es uno de los periodistas más brillantes de este país pero también es, como cualquier periodista político relevante, un actor político. Fue el anfitrión de la cena en la que Michavila dio a Errejón datos electorales que terminaron de convencerle de presentarse a las generales. El plan era obvio. Dejar a UP por debajo de los 20 y a MP por encima de los 10. Eso garantizaría un gobierno del PSOE en solitario. Los cuadros y militantes de UP no deben olvidar que no hay alianzas mediáticas inocentes. Habrá medios (también progresistas) que alentarán la guerra interna en UP tratando de enfrentar a Yolanda con Podemos. Construirán un relato coyuntural que presente a Yolanda como “la buena” y a Podemos como “los malos”, pero si vuelve la hora de negociar un gobierno de coalición harán lo posible para evitar que haya ministros del Frente Amplio o como se llame. Los propietarios de los medios harán lo posible para defender sus intereses, que pasan por dejar a UP y a Yolanda fuera del gobierno. La militancia de UP debe pedir a los cuadros y dirigentes disciplina y cuidado de la diversidad del espacio. Si algo podría ser demoledor para el espacio y para la candidatura de Yolanda es repetir errores del pasado. La disciplina no es incompatible con la democracia interna; lo que destroza la democracia interna es mediatizar los debates. Y además nunca como ahora ha estado tan clara la hoja de ruta colectiva.
CTXT DdA, XVIII/5082
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