Alejandro Álvarez
Hay dos distorsiones electorales que sirven para pervertir la voluntad democrática de la ciudadanía. Uno de ellos es el distrito electoral, que hace que en Soria tenga un procurador regional por cada 15.249 electores, mientras León tiene uno por cada 32.774 electores, es decir, el voto de un elector soriano tiene 2,15 más valor que el de uno leonés. En Valladolid se elige un procurador por cada 28.734,26 electores, es decir, un voto vallisoletano vale un 0,52 de lo que vale 1 soriano. Por otra parte, el reparto en distritos provoca la mayor distorsión: UP, con más de 61.000, tiene 1 procurador, mientras Soria Ya, con pico más de 18.000 alcanza 3.
La otra distorsión la ejerce el sistema D'Hondt, que favorece a los mayoritarios. Pero hablan de democracia ejemplar.
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