lunes, 10 de enero de 2022

VIVIMOS UNA CULTURA DE CANTIDADES


LA CRÍTICA Y LA JERARQUÍA 1

Félix Maraña

Un nobeloso novelista, estrella de las revistas de la víscera, escribió hace años un artículo en el que taxativamente decía que la crítica está para fijar jerarquías. Fijar y marcar, como en peluquería. La jerarquía es lo contrario de la democracia. La jerarquía es piramidal, la democracia, como la ganadería, debe ser extensiva. El nobeloso defiende la jerarquía porque él está instalado en ella. Y desde esa jerarquía dice, siempre casualmente con la gracia de gratitud del gran bloque de poder editorial, qué novelista debe medrar en el comercio de la vanidad y el estipendio.

En España ha desapercibido la crítica. Los escritores no tienen críticos estudiosos que les exijan y alienten en su creación. Los escritores de ahora percibo que prefieren la adulación a la exégesis. Acaso fue siempre así. Pero la crítica, nos decían ya en Grecia, está para distinguir, para poner en cuestión y los valores de la creación humana. La jerarquía no se plantea nada de esto. Cierto día le dije a un superior jerárquico que determinado escritor era ensalzado en desproporción con otros que tienen di no más los mismos valores. El jerárquico zanjó: "Pero a ver quién vende más". Recuerdo que un día, años ha, al día siguiente de terminar la Azoka del Libro y Disco Vasco de Durango, en los primeros días de diciembre, un periódico vasco, mucho vasco, resumía la crónica de la feria, con este titular: "Sarrionandia vende más libros que Félix Maraña". A tres columnas, toma jerarquía. Seguro que Sarri, que para entonces ya había ascendido a los cielos de Cuba, se echó una carcajada. Y un día contaré qué hacía yo por entonces para difundir la poesía de todos los poetas vascos, incluido Sarri, como bien puede certificar Gerardo Markuleta , aunque no fue posible en su caso y también contaré por qué no fue posible, que tal vez Sarri no lo sepa.

A lo que iba: que vivimos en una cultura de cantidades. Se habla del mejor médico, el mejor escultor, el mejor. El mejor no existe. Aunque se empeñe la jerarquía, el mejor no existe. Afortunadamente. Decir que este es el mejor poeta no agranda la poesía, sino el ego del poeta. Ningún poeta es el mejor poeta nunca ni ningún poeta es el peor poeta siempre. Esto lo suelo explicar con ciclismo. A mí no me interesa Indurain si la jerarquía no me permite interesarme por Pedro Horrillo que, como bien sabe Ander Izagirre , es ciclista y escritor como él. No me interesa Indurain si no me interesa el pelotón. Porque Indurain no sería sin el pelotón. Horrillo, de farolillo rojo en el Tour, me hizo amar el ciclismo, y estudiar la función de la derrota, que no el fracaso. No es función de la crítica decir cuál es el mejor libro de poesía del año, esa es función falsa del marketing o el chapuceo, sino considerar, estudiar en informar de toda la cosecha. La jerarquía es capricho, la crítica es democracia.

DdA, XVIII/5062

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