lunes, 24 de enero de 2022

IÑAKI GABILONDO, TAMBOR DE ORO

 


Félix Maraña

Iñaki, Tambor de Oro
Los vascos con su tambor,
gente festiva e ilustrada,
celebran la Tamborrada
de nuestra fiesta mayor.
En Madrid, con gran fervor,
la Tamborrada infantil
ha recorrido gentil,
la zona de Euskal Etxea.
Tocan porque el mundo vea
nuestra sangre azul añil.
Y su alma donostiarra
de estos vascos madrileños,
tanto grandes cual pequeños,
les lleva a montar la farra,
aporrean cual cigarra
el tambor de los tambores,
blanco y azul los colores
y el corazón en un puño.
Recuerdan que en su terruño,
están sus otros amores.
Porque habrá fiestas mejores
mas como la Tamborrada,
perdonen, pero no hay nada,
no me pregunten razones.
Sarriegi es un don de dones
y su música alimenta
una fiesta que contenta
a naturales y extraños.
Y en este, como otros años,
han montado la retreta.
Y han decidido otorgar
al amigo Gabilondo,
un humanista hasta el fondo,
una insignia singular,
una txapela ejemplar,
al insigne ciudadano.
Iñaki es como un hermano
a quien es fácil amar.
Donostiarra que sin par
al mundo extiende su mano.
Tres hermanos periodistas,
y otro hermano carnicero,
aunque Iñaki fue el primero,
de esta familia de artistas.
Alumnos Corazonistas,
Iñaki, Pedro y Ramón,
tres donostiarras que son
vanguardia del periodismo.
Discretos y sin divismo
gentes de gran corazón.
Pero aunque están los que son,
los Gabilondo son más,
Ángel no se queda atrás,
filósofo de razón.
Reflexiona sin pasión,
alentando el raciocinio,
piensa con vivo escrutinio
por qué leer nos mejora,
por qué nos educa y dora
nuestro más torpe dominio.
El Pedro, gran reportero,
luego mi redactor jefe,
pero Iñaki fue aquel eje
del oficio que más quiero.
Ramón, gerente de esmero,
en Radio San Sebastián,
luego en Madrid, donde están,
las centrales de la Ser.
Nacieron para ejercer
un oficio talismán.
Dos médicos y una monja,
cual familias numerosas,
rosal de colores, rosas,
vida austera sin lisonja.
Familia como una esponja
empapada del cariño
de padres que todo niño
quisiera para crecer.
Un cariño que al nacer
siembra de luz un destino.
Así son los Gabilondo,
gente buena que camina,
en la calle, en la oficina,
en el aula, y su trasfondo
es de gente que ilumina
y mejora nuestro tiempo.
Humanidad que es aliento
para andar nuestro camino.
Una familia, un destino,
un afecto que yo siento.
© Félix Maraña
[Iñaki Gabilondo, hoy, en Madrid, recibe la txapela txuri urdin de manos de la comunidad vasca. Aquí, habla con Maite Dorronsoro , recordando a los familiares que dieron clases a Iñaki de niño en Donostia].
Aquí Maite Dorronsoro,
alavesa y enfermera,
conversa sobre la acera,
háblale al Tambor de Oro.
Tal vez le habla del coro
de voces de Euskal Etxea,
Orfeón que recorchea
canciones de mucha entraña.
Música vasca en España,
que ilustra, timbra y recrea.

DdA, XVIII/5073

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