Félix Población
Acabo de leer en el diario El País el magnífico artículo de Sami Naïr (insertado en este DdA) sobre Éric Zemmour, el candidato de la extremísima derecha a la presidencia de la República en Francia para las elecciones del año que viene. Lo que Naïr cuenta a propósito de este racista personaje, al que no pocos medios de comunicación franceses prestaron cobertura escénica, es que ha llegado hasta ahí gracias a unos discursos disruptivos en los que predominan el insulto y la mentira, sin el menor temor a la justicia -a pesar de sus dos condenas por incitación al odio racista-, y atacando con violencia tanto a los periodista como a sus adversarios políticos. Ni la verdad ni el respeto al debate político le importan. Sabe que lo que cuenta es su propio espectáculo como factor positivo en las audiencias, generosamente abonado por los canales de televisión. Así puede aspirar a El Elíseo. A menor escala, y teniendo como objetivo las próximas elecciones autonómicas en Andalucía -donde contará a su favor con la quiebra de Ciudadanos-, aquí en España tenemos a Macarena Olona, muy dispuesta a seguir el mismo camino que su camarada Zemmour en Francia. Sus intervenciones en el Congreso de los Diputados nos sirven de antecedente, y la indigna soflama voceada ayer en Lepe así nos lo anuncia. No se puede vomitar algo tan ruin y miserable como afirmar que Julio Anguita, el histórico dirigente comunista de Izquierda Unida que fue ejemplo de dignidad y coherencia ideológica, se sentiría orgulloso de Vox porque vería representado en el partido de extrema derecha el espíritu de lucha. Deberían los andaluces tener muy en cuenta lo que comporta una agresión tan vil sobre la memoria de don Julio y lo que significa para retratar con rotunda elocuencia la falsía e indignidad de la persona que la formula, pero no podemos olvidar que fue en Andalucía donde Vox inició su andadura hacia el Parlamento de España hace tres años, y va a contar el año que viene con buena parte del espacio que dejará expuesto el hundimiento de Ciudadanos. En la voz y el voto de los andaluces estará que la extrema derecha prospere aún más mediante infamias como la propalada ayer en Lepe por la citada. No será la última porque Zemmour se expande y cunde como máxima expresión de la degeneración política. "El racismo y el ultranacionalismo que destila -dice Naïr- puede hacer de Francia un laboratorio de experimentación de proyectos neofascistas y servir del peor ejemplo para otros países. La derecha, que ha sido complaciente con él, mide ahora el peligro; nunca es tarde para entender que el odio contra los seres humanos es también una semilla criminal".
DdA, XVII/5027
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