lunes, 13 de diciembre de 2021

MÁS Y MAYOR DEFENSA DE LA SANIDAD PÚBLICA


Félix Población

Con ocasión de una de esas analíticas que a partir de cierta edad y determinadas afecciones nos corresponde hacer a los usuarios de la sanidad pública, he podido comprobar la rapidez y diligencia con las que hoy se me ha atendido en un determinado ambulatorio de una localidad salmantina próxima a la capital de provincia. Apenas tres minutos de espera y solventada la extracción con amabilidad y profesionalidad. Cierto es que me encontré con los consultorios muy despejados y un ambiente bastante relajado entre el personal sanitario, en contraste con lo que  está ocurriendo en otros consultorios de atención primaria, a juzgar por las imágenes que nos llegan por televisión y las protestas que se están generalizando en todo el país, según ocurrió ayer en las calles de muchas ciudades de España. Asociaciones vecinales y sociales, así como algunos sindicatos llevaron a cabo esta convocatoria. El número de asistentes, sin embargo, no fue de los que llaman la atención, antes bien al contrario. Más de un centenar de asociaciones, entidades y grandes sindicatos no lograron sumar en Madrid más de 6.000 personas, a pesar de que es en esa comunidad donde se está dando una saturación en el servicio de atención primaria y unas demoras considerables. La escasez de personal sanitario, los cierres de centros de salud, las largas listas de espera y la permanencia de la atención telefónica son los motivos de esta protesta generalizada que, en ciudades como Oviedo, sin embargo, no ha logrado reunir ni siquiera a 300 personas. No parece muy alentador para defender la sanidad pública la experiencia vivida ayer en el país. La diligencia y amabilidad con la que se me ha atendido hoy en la localidad de Villamayor es lo que debemos defender a toda costa y con mucha más conciencia social que la denotada por las cifras de manifestantes reunidos ayer en las calles. Nuestra pasividad o indolencia podría acabar con lo que hoy disfrutamos y pagaron y pagan sucesivas generaciones de trabajadores para que nuestros hijos sigan contando con ello. Lo van a tener muy difícil si no nos sensibilizamos mucho más -nosotros y ellos- ante lo que pueden perder. 

      DdA, XVII/5036     

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