sábado, 4 de diciembre de 2021

LA INDIGNIDAD DE LA DERECHA ANTE LA MUERTE DE ALMUDENA GRANDES*


Félix Población

El tan necesario como ejemplar proyecto literario y memorioso llevado a cabo por Almudena Grandes en el último decenio con sus Episodios de una guerra interminable incluía al menos seis novelas, de las que se han publicado cinco y quedaba pendiente la sexta (Mariano en el Bidasoa), que no sabemos si la escritora madrileña tenía en su mesa de redacción, como es el caso de una novela nueva que estaba muy avanzada o a punto de terminar y acaso puedan leer pronto sus muchos lectores. Los Episodios de Almudena son una serie de obras independientes centradas en hechos específicos y muy significativos de la resistencia  contra la dictadura franquista, en un periodo que va desde el final de la Guerra de España, en 1939, a 1964. 

Tanto por el título como por su contenido histórico, Grandes vino a homenajear de ese modo al gran maestro del género, Benito Pérez Galdós, fallecido el 4 de enero de 1920 y autor de los también imprescindibles y muy poco estudiados Episodios nacionales, basados en la agitada historia del siglo XIX en nuestro país. A don Benito se le debe, además, alguna obra teatral cuyo estreno en Madrid fue ocasión para el escándalo entre la sociedad más conservadora. Ese fue el caso de Electra, que se representó en 1901 y supuso todo un alegato del autor  en su lucha por el progreso contra la larga trayectoria oscurantismo patrio al escenificar la historia de una joven tutelada por un jesuita, que la engaña sobre el hombre al que ama y la atrae para ser recluida en un convento. 

El agente externo que al parecer más influyó en la desproporcionada repercusión de Electra en la sociedad española -leemos en Wikipedia- fue el llamado "caso Ubao", un suceso que había acaparado la morbosidad de la prensa nacional en los meses anteriores al estreno. Lo constituía el proceso de Adelaida de Ubao e Icaza, muchacha de familia rica y católica, hija de viuda, que había sido sugestionada —según algunas fuentes— por el jesuita padre Cermeño para entrar en un convento, resolución que la niña Adelaida puso en práctica fugándose de su casa e ingresando en el convento de Esclavas del Corazón de Jesús. La madre, al conocer la jugada, presentó demanda ante el juzgado argumentando que la 'captación' se había hecho en razón de la jugosa herencia de la jovencita y que, además, las dichas Esclavas carecían de existencia legal y no constituían "estrictamente" una comunidad religiosa. El "caso Ubao" acabó en el Supremo, donde Nicolás Salmerón, como representante de la posición familiar y aduciendo como razón que Adelaida no había cumplido la edad legal de 25 años para poder 'tomar estado', pidió la anulación de la resolución judicial que había fallado en favor del convento, empeñado en retener a la novicia. 

La crítica de Galdós al fanatismo y a la manipulación de conciencia que el caso comportaba y recreo en su libreto levantó una expansiva ola de indignación en la iglesia católica y los sectores más tradicionales que tendría su repercusión cuando se le negó al escritor el acceso a la Academia de la Lengua y su candidatura al Premio Nobel de 1912, que posiblemente hubiese ganado. En esos sectores no se le perdonó a don Benito que, tal como él mismo había dicho, en Electra hubiese condensado “la obra de toda mi vida, mi amor a la verdad, mi lucha constante contra la superstición y el fanatismo, y la necesidad de que olvidando nuestro desgraciado país las rutinas, convencionalismos y mentiras, que nos deshonran y envilecen ante el mundo civilizado, pueda realizarse la transformación de una España nueva que, apoyada en la ciencia y la justicia, pueda resistir las violencias de la fuerza bruta y las sugestiones insidiosas y malvadas sobre las conciencias”. 

Obviamente, no fue ese sector de la sociedad el que se unió al masivo sentimiento de admiración y condolencia que se vivió en Madrid aquel frío 4 de enero de 1920, pero sí se observó un respeto indudable por parte de los medios conservadores a la figura del escritor que no hemos advertido ahora en la derecha española con el fallecimiento de Almudena Grandes.  Apenas hubo una reacción pública de pesar entre sus políticos y tanto la presidente del gobierno autonómico de Madrid como el alcalde de la ciudad estuvieron ausentes de la despedida popular que se le tributó en el mismo cementerio en donde fue enterrado don Benito hace algo más de un siglo. 

El Gobierno le concedió a título póstumo a la escritora la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. La derecha trina, sin embargo, impidió que Almudena Grandes fuese nombrada Hija Predilecta de Madrid. ¿Tan poco hemos avanzado a lo largo de cien años que algunos parecen estar afincados aún más atrás? Tituló bien sus episodios Grandes con el calificativo que identifica la guerra que los motivó.

*Artículo publicado hoy en InfoLibre.

     DdA, XVII/5028     

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