Como lo cuenta mi estimado profesor Ignacio Sánchez Cuenca a modo de obligado desahogo, me lo creo a pies juntillas y da idea del propósito deliberadamente provocador y nacional-católico que guía y sustenta el proceder del Ayuntamento de Madrid en su cruzada retrógrada a favor del enconamiento de la convivencia ciudadana, pues no otra cosa puede derivarse de una imposición altisonora durante casi seis largas horas que, como Ignacio dice, no ocurre ni en el Kabul de los Talibanes. Desconozco la plaza madrileña de la que nos habla Sánchez Cuenca, próxima a su domicilio, pero supongo que habrá más vecinos coincidentes con él en manifestar su indignación, sin quizá posibilidad de evitar las molestias que les causa el espectáculo audiovisual por muy confesionales que sea su resistencia:
Perdón por el desahogo, pero soy víctima de la política talibana y antiliberal del Ayuntamiento de Madrid. El alcalde ha puesto en marcha una campaña navideña llamada "¡Celebremos el reencuentro!". En la plaza al lado de mi casa, han puesto una torre con altavoces que emite música religiosa atronadora, a todo volumen, entre ¡¡¡las 6:30 de la tarde y las 12:00 de la noche!!!, mientras se proyectan unas imágenes religiosas horripilantes, kitsch y horteras. Resulta imposible descansar. Anoche la plaza estaba vacía después de las 9 pero la música siguió tres horas más, en mi caso sacando al "psicópata" que todos llevamos dentro (estuve dando voces desde el balcón como un poseído). No entiendo cómo el Ayuntamiento maltrata así a sus vecinos. Esto no ocurre ni en el Kabul de los Talibanes. Qué desvergüenza la del PP madrileño.
DdA, XVII/5045
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