Félix Población
Ayer asistimos a una intervención del lidercillo de la
oposición en el Parlamento que da idea del nerviosismo galopante que afecta al
Partido Popular a medida que las encuestas favorecen a su derecha extrema. Cree
Casado que endureciendo su mensaje político va a subsanar la competencia que
para sustituirlo en el cargo está ejerciendo la incompetente presidenta del
gobierno autonómico de Madrid, gracias a su asesor de cabecera, y que ya afecta hasta a las cenas navideñas,
cenas sí, cenas no. Todo esto ocurre mientras el país avanza hacia la sexta ola
de la pandemia, que parece ya formar parte asumida de la vida cotidiana. ¿Cabe imaginar un mundo en el que sucesivas variantes del virus
obliguen a vacunar a la población con sucesivas dosis de modo regular? Menos
mal que entre tanta crispación acumulada por unas derechas incapaces de asumir
sus derrotas en las urnas, se dan casos como el ocurrido ayer en el Parlamento
de Andalucía entre el diputado del Partido Socialista Juan Pablo Durán y el
consejero de Educación de Ciudadanos, Javier Imbroda. Este se incorporaba a su
labor parlamentaria tras serle diagnosticado una grave enfermedad. En el
transcurso de debate sobre la bajada de ratios en las aulas, el diputado
socialista le manifestó a su adversario político su alegría y satisfacción por
volver a verle. “Sabe que le tengo siempre en mi pensamiento y le deseo lo
mejor, fuerza y ánimo que lo vamos a superar seguro, Javier. Usted es una persona
competitiva, lo ha sido toda su vida y es un momento oportuno para que hagamos
esta reflexión y lleguemos a alguna conclusión entre los dos”. Al consejero de
Educación del gobierno autonómico andaluz le costó trabajo responder y apenas
puedo hacerlo con la voz quebrada por la emoción. Esta noticia debería haber
encabezado ayer la información de los telediarios, ante la enésima intervención
airada del lidercillo de la oposición. Hacer del Congreso de los Diputados un ámbito lleno de ruido y bronca, tal como viene ocurriendo, solo puede beneficiar a la extrema derecha, que es la que ha fomentado esa atmósfera de permanente insidia gamberra, como demostró ayer el exgeneral de Vox con su pateo. Ocupan más de medio centenar de escaños y la demoscopia dice que van a más. No sé por qué se ofende Almeida porque Calviño llamara a Casado "desequilibrado". Es lo que le ocurre a quien está sentado en una silla inestable en la sede genovesa.
DdA, XVII/5040
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