lunes, 1 de noviembre de 2021

VOSOTROS, FASCISTAS, SOIS LOS TERRORISTAS



Pablo Álvarez Fernández (PAF)

Pertenezco a una generación que creció con ETA. Raro era el día que los informativos no abrieran con un nuevo atentado de la banda. La barbarie y la muerte se paseaban por nuestro día a día y términos como goma-dos, amonal, bomba lapa o piso franco pasaron a formar parte de nuestro lenguaje.
La atención mediática que se le prestaba a todo lo que tuviera que ver con ETA era enorme y el impacto que nos provocaban sus crímenes era directamente proporcional a esa atención.
Nadie que estuviera en su sano juicio, tuviera la ideología que tuviera, quería que aquel horror se prolongara ni un minuto más. Repito: NADIE.
Pero eso se acabó el mismo día que alguien decidió que el dolor y el miedo podían dar rédito político. Había que tensionar desde la viscera, había que crear la sensación de que en la izquierda éramos indiferentes al sufrimiento de las víctimas y sus familias. Y, paradójicamente, lograron ese objetivo cuando la banda ya no existía. ¿Cómo lo hicieron? Manipulando, no había otra forma. Desde la izquierda llevábamos muchos años peleando para que las víctimas de la dictadura tuvieran justicia y reparación y esa reivindicación la volvieron en nuestra contra. "¿Por qué no chillan tanto por las víctimas de ETA?", repetían una y otra y otra vez. Las víctimas de la dictadura reposaban en cunetas y fosas comunes y los criminales del régimen o bien habían fallecido en su cama, como el propio dictador, o bien, como en el caso de Billy el Niño, seguían paseándose impunemente y disfrutando de privilegios obtenidos con sangre. Nada que ver con las víctimas del terrorismo y sus asesinos. Estas, afortunadamente, tenían el respeto y el cariño de la sociedad y los terroristas purgaban sus crímenes en la cárcel. Pero ésto, en esa comparación odiosa, siempre lo han omitido.
Ahora, los que en su día llegaron a hablar de Movimiento de Liberación Vasco y sus satélites de la ultraderecha, vuelven a la carga con ETA y nos acusan de ser cómplices de asesinos. Y mira, no, yo por ahí no paso. Que me llamen rojo, aunque traten de hacerlo de forma despectiva, me enorgullece, que me digan progre me hace gracia, pero que un fascista me llame asesino no voy a consentirlo.
Mirad, pedazos de mierda, el terrorismo etarra desapareció y es la gente de vuestra calaña, cuando trata de utilizarlas políticamente, la que falta al respeto a sus víctimas. En cambio, en nuestro país siguen existiendo terrorismos de otro tipo: el machista, el homófobo, el xenófobo, el empresarial, etcétera. Contra ellos luchamos nosotras y nosotros cada día. Y de ellos, por acción u omisión, sois cómplices, porque vosotros, fascistas, sois los terroristas.
Así que, efectivamente, NI OLVIDO NI PERDÓN.

DdA, XVII/4997

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