¿PINZA EN LA NARIZ PARA LOS VOTANTES DE UNIDAS PODEMOS?

Félix Población

Los votantes progresistas tienen motivos otra vez, como cuando gobernaba en solitario el Partido Socialista en alguna de las legislaturas, para estar insatisfechos con sus representantes en el Parlamento de la nación. La candidatura del jurista Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional, cuyo nombre figura en varios de los más importantes sumarios por corrupción que afectan al Partido Popular, va a ser tragada como un sapo tanto por los diputados del Partido Socialista como por los de Unidas Podemos, aunque pueda darse en este segundo caso alguna desobediencia en el voto. Tanto en una como en otra formación política, componentes del primer gobierno de coalición progresista desde 1977, se nos ha dicho que votarán con una pinza en la nariz, sin duda por lo maloliente que les resulta una decisión que justifican porque si no se acepta no habra manera de desbloquear el Consejo del Poder Judicial, de cuyo candado tiene las llaves el Partido Popular. ¿Tienen la seguridad uno y otro partido de que esto será así a partir de la inclusión de un magistrado sobre el que pesan sombras de corrupción nada menos que en el Tribunal Constitucional? Al darse una mayoría holgada para que esto suceda, tengo por seguro que hasta habrá algunas de voto en el PSOE a fin de que sus señorías no sufran en su pituitaria el hedor correspondiente, pero esto no va a paliar la decepción que para muchos votantes -sobre todo de Unidas Podemos- va a comportar su decisión. Es sabido que también entre los votantes del Partido Socialista lo de votar a estas siglas con una pinza en la nariz  viene de atrás. Lo que ahora podría ocurrir es que eso mismo pudiese ocurrirles a quienes hasta ahora votaban a Unidas Podemos, sin que aún se sepa qué va a pasar con ese frente común posiblemente liderado por Yolanda Díaz, como si cupiese otra alternativa que no fuera esa para encarar el futuro. Las encuestas no le son favorables a esta formación, a pesar del prestigio que sigue acompañando  a la vicepresidenta segunda en su gestión.

Si la política es el arte de tragar sapos, como alguien dijo, 

¿deben los electores entender también sus votos como lo mismo?

     DdA, XVII/5007