jueves, 11 de noviembre de 2021

ADIÓS AL GRAN PINTOR ASTURIANO LUIS FERNANDO AGUIRRE


Chema Castañón

El pasado 2 de noviembre falleció en Madrid a los 86 años el pintor asturiano Luis Fernando Aguirre. Nacido en Villaviciosa en 1935, afincado en Madrid desde niño, hizo estudios de Derecho pero su vocación siempre fue las artes plásticas, y ya en 1966 consiguió una beca de la Fundación Juan March para viajar por Europa y estudiar la pintura expresionista. Trabajó como diseñador y decorador en estudios cinematográficos (Samuel Bronston), como ilustrador y maquetista en prensa (“Nuevo Diario”, “El País”, suplemento “Babelia”) y otras publicaciones (algunos libros de Manuel Vicent), etc. Pero fue sobre todo un sobresaliente pintor, que partiendo de su admiración por el expresionismo alemán (Grosz, Kirchner), el surrealismo más onírico y erótico (Magritte, Dalí), su gusto por lo grotesco (Bacon) y la ridiculización del poder propia del realismo social, cuajó una obra propia de gran valía, visible en numerosas exposiciones y presente en importantes museos regionales (Jovellanos de Gijón, Bellas Artes de Oviedo) y nacionales (Reina Sofía, Biblioteca Nacional).

“El estilo me mata y deseo andar suelto”. “Trabajo para sacar mis sentimientos y buscar la belleza absoluta”. “Ver una obra pintada es un placer, pero pintar el doloroso”. “Mucha gente dice que la pintura está muerta y anticuada. Yo digo que la pintura morirá conmigo, pero yo seguiré pintando. Pintaré hasta que me vaya al otro barrio”, declaró en 2007, con motivo de su exposición en la Fundación Cardín de Villaviciosa, que recogía 40 años de trabajo.
Su primera exposición en Asturias fue tardía, en 1976, a sus 41 años, en la inolvidable galería gijonesa Tantra (C/ Menéndez Valdés, 36), que dirigieron con acierto en aquel tiempo Carmen Suárez y Jorge Blanco, siempre atentos a las corrientes artísticas más novedosas.
Luciano Castañón comentó la muestra en “El Comercio”:
“Resulta extraño que este asturiano, Luis Fernando Aguirre (Villaviciosa, 1935) no haya expuesto individualmente hasta ahora en Asturias. Lo hace con una muestra retrospectiva a partir de unos doce años, época en la que su pintura denunciaba con un realismo social muy del momento. (…)
De aquel entonces podría destacarse algo que nunca desapareció totalmente en la pintura de Luis Fernando Aguirre: su sátira, su crítica, su irónico comentar –si muda, también gráficamente. En la actualidad, aunque el argumento persista, lo transmite valiéndose de imágenes más próximas a lo onírico. (…)
Podemos comprobar la existencia de un realismo naturalista óptimo en simbiosis con otros elementos incongruentes en apariencia, salvados por el dominio dibujístico o colorístico del que están poseídos. (…)
Conjuga, pues, dos aspectos: junto a una crítica de las cotidianas injusticias o meras ridiculeces, el exacto hallazgo sensible de formas y colores en plástica fusión. (…)
Algo que lo conduce por la senda de lo onírico a un expresionismo erótico claramente manifiesto en sus desnudos. (…)
En el transcurso de los años, su ‘pintura’ –la materia pintura- pasó de cierta densidad grumosa, en relieve, a otra –la actual- casi lisa, apenas rozadora de la tela, aunque dúctilmente concitadora de matizaciones –los calibrados, sutiles rosas. (…)
Aunque ya quedan un poco lejos sus preferencias por pintores como Grosz, Ensor, Nolde, Munch…, sin duda que el veneno y el venero de los mismos permanece en el sustrato de su quehacer; mas a ello debe añadirse la decisión imaginativa de Luis Fernando Aguirre para materializar la fantasmagorización de sus ensueños roturadores de un terreno virginal capaz de soportar las perspicaces intuiciones de este pintor de tan libre proyección. El trabajo le produce invenciones poéticas, paradójicas, extravagantes, naturalistas…, pero no importa si son, como en este caso, hegemónicamente artísticas.
Alguna vez L. F. A. definió su indefinible –por proteica- pintura como ‘realismo expresionista”. ¡Hala!, pues eso”.

(Luciano Castañón: “Luis Fernando Aguirre: ¿expresionista?”, “El Comercio”, 9-12-1976).

DdA, XVII/5007

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