viernes, 26 de noviembre de 2021

CINCO FUTBOLISTAS DE EL LLANO Y ALVARÉ

 Los sportinguistas que hayan sido socios en los primeros sesenta recordarán sin duda los nombres de estos cinco futbolista del barrio de El Llano, a los que evoca mi estimado Manuel Antonio en este breve artículo. Y también a los que nombra en el mismo, sobre todo a aquel goleador vasco llamado Solabarrieta, que una vez le endosó cuatro goles a la Real Sociedad. Goti sigue siendo socio del Sporting y como todos los de su edad y condición lamentará que un equipo se desfonde del modo radical que lo ha hecho en las últimas semanas el rojiblanco. No se comprende después de encabezar la clasificación durante varias jornadas.

Goti del Sol

A principios de los años sesenta, un guaje de siete años asistía en la Grada Norte, la de los goles, a los partidos del Sporting. De pie y sacando la cabeza entre una cortina de gente, asistía emocionado al juego de alta escuela de Biempica, el estilo recio de Florín, o los remates de Ortíz y, más tarde, de Solabarrieta. En los descansos, en cuanto pitaba el árbitro, salía como una centella hacia el bar que se ubicaba dentro de la grada para hacerse con una gaseosa La Panera. Había que apurarse para evitar la turbamulta de paisanos que acudían a degustar el sol y sombra, ya que de lo contrario iba a tener serios problemas para acceder a la barra.

En aquel tiempo surgió una circunstancia novedosa, que en la cabeza del rapacín no acababa de encajar del todo. Resulta que se incorporó un joven futbolista gijonés, llamado Manuel Vega-Arango, pero conocido en los terrenos de juego por su segundo apellido, Alvaré. Se comentó que jugaba gratis, no cobrara emolumentos, tenía ficha de aficionado. Era toda una novedad. La otra peculiaridad fue que, nada más pisar El Molinón por primera vez, escuchó una sentencia inapelable: "Esi nun val pa ná, ye señoritu". La verdad que no era Di Stéfano, pero tampoco desentonaba con el resto y hay que reconocer que era barato. De haber contado con más edad, el rapaz igual hubiese pensado que aquella crítica podía tener cierta relación con eso de la lucha de clases, pero aún faltaban años para llegar a eso. El caso es que el nuevo "nueve" producía en el guaje una cierta desorientación por las circunstancias que lo rodeaban.

Sesenta años después y con una estructura social totalmente distinta, siguen percibiéndose ramalazos de esa soterrada distancia social. Ahora juegan unos chicos que han realizado sus estudios en colegios gijoneses vinculados a la élite local y, qué cosas, se escuchan comentarios sobre la no validez de los mismos por pertenecer a una supuesta clase social alta.

Para que luego digan sobre los mecanismos sociales y sus grandes alteraciones.

En la foto, cinco jugadores de El Llano, muy representativos del Sporting de los años sesenta. Montes, Pocholo, Novoa, Biempica y Alonso.

     DdA, XVII/5019     


1 comentario:

cineforumgijon dijo...

Sí, todo lo que se quiera de El Llano, pero Montes, Pocholo y Novoa eran eso que se llama "jugadores gélidos"... Todos ellos con clase y buenas cualidades, pero la lucha y el pundonor no era lo suyo... Biempica y Alonso eran otra cosa. Por otra parte, comparto bastante esa "mirada de clase" a Manuel Vega-Arango Alvaré (a la larga su vida familiar y su forma de gestionar económicamente le club en la primera etapa así lo demuestran) y a los jóvenes actuales (Guille Rosas, Pablo García, José Gragera o Gaspar Campos -nieto del fallecido preboste local del PP, antes de UCD y de AP, Juan Manuel Campos-Ansó-, por ejemplo, son "buenos chicos de La Asunción-) que, aparte su calidad futbolística, se caracterizan por una cierta blandenguería anímica.

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