El público en general y los periodistas en particular conocen la trayectoria de Antonio Miguel Carmona como todólogo (recomendable el libro de mi estimado y admirado Carlos Taibo Contra los tertulianos, ed. La Catarata), y también su recorrido por la política como diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid y como concejal de la capital de este reino en declive durante el consistorio presidido por Carmena. Carmona renunció en 2019 a presentarse como candidato por este partido a esa alcaldía o a la Asamblea madrileña, después de ser excluido a la candidatura del Senado por la comisión regional del PSOE. No parecía, por lo tanto, que a pesar de su permanencia como tertuliano en los platós de televisión, el tal Carmona tuviese porvenir político a corto ni a largo plazo. Quizá por esto, como hicieron en el pasado tantos otros políticos que llegaron a tener responsabilidades de gobierno -empezando por varios expresidentes-, no nos debe extrañar -por más que nos indigne- que don Antonio Miguel acabara como vicepresidente de Iberdrola. Lo más desfachatado de la noticia, con serlo ya de por sí en sumo grado, es que esta información haya saltado a los medios cuando la citada compañía se ha enfrentado al actual Gobierno de coalición al paralizar los proyectos de renovables aprobados por el Ejecutivo para reducir el abusivo precio de la luz que viene saqueando a mansalva las economías familiares. Es de suponer que quien ocupará la vicepresidencia de Iberdrola también comparta con la compañía su oposición a las medidas acordadas por el ejecutivo al respecto (la bajada del IVA al 10%, la suspensión del impuesto del 7% a la generación eléctrica, el descuento del impuesto de la electricidad al 0,5% o la detracción de 2.600 millones de euros de los ingresos de las compañías eléctricas), por lo que sería deseable que Carmona dejara de ser el "socialista" Antonio Miguel Carmona, según titularon la mayoría de los periódicos al saber de su nuevo y pingüe cargo. ¿Sigue siendo militante del PSOE este elemento?
DdA, XVII/4971
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