Félix Población
Desde la portavocía del
Gobierno se acaba de decir algo obvio que se había puesto en tela de juicio
estos días atrás, creando la correspondiente trifulca entre algunos ministros del PSOE y los de Unidas Podemos: “No hay ningún problema en que en la
mesa del diálogo social quien lidera y representa al Gobierno es el Ministerio
de Trabajo”. Algo similar ha manifestado la vicepresidenta Calviño, a la que al
parecer no le convence la derogación de
la Ley de Reforma Laboral aprobada en su día por el ejecutivo del Partido Popular. Al
frente de esa derogación y al frente del Ministerio de Trabajo está Yolanda
Díaz, cuyo papel en defensa de los trabajadores a lo largo de la actual
legislatura la sitúa como la ministra mejor valorada por los españoles, hasta el
punto de que su trayectoria hasta ahora hace de ella una seria candidata a La
Moncloa. Esto lo sabe el Partido Socialista y le obliga a no interferir en la
labor que viene llevando a cabo Díaz, consciente de que no compartirla o
posponerla en el ejercicio de su trabajo podría ser letal para la pervivencia
de la coalición gubernamental. Al mismo tiempo se es consciente desde el PSOE en
que la vicepresidenta segunda no deja de ganar puntos con su gestión de cara a
las próximas elecciones generales, en las que es muy probable que encabece la
candidatura a la Presidencia por parte de un frente amplio de formaciones
políticas a la izquierda del Partido Socialista. Si se tiene en cuenta, además,
que esa candidatura sería liderada por primera vez por una mujer y eso jugará a su favor, no se debería
importunar a Yolanda Díaz, desde los sectores más conservadores del PSOE, en
todo aquello que compete a su ministerio, tal como acaba de ocurrir y espero no
vuelva a suceder. Estamos ante una ministra que cuenta con el apoyo y simpatía
de un buen sector de la población y que va a llevar a término los acuerdos
suscritos al inicio de la legislatura. Si eso, por cualquier causa no
ocurriese, estoy por asegurar que Pedro Sánchez sabe y Nadia Calviño también
que Yolanda Díaz dimitiría como vicepresidenta segunda del Gobierno, dando paso
a una grave crisis que acabaría de seguro en un adelanto electoral. No cabe otra que derogar la reforma laboral del PP. Y el mérito será, una vez más, de una seria candidata a La Moncloa.
Léase@también: Ni si, ni no, ni todo lo contrario: el PSOE despista a sus socios y a todo el mundo con la reforma laboral.
DdA, XVII/4992
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