sábado, 11 de septiembre de 2021

MIGRANTES, INMIGRANTES, EMIGRANTES


Según nos cuenta Leticia, la fotografía que ilustra su comentario pertenece a la exposición Os adeuses, del fotógrafo Alberto Martí, un testimonio conmovedor del exilio gallego durante la dictadura franquista. Cabe pensar por la expresión del rostro de algunos de los protagonistas que la imagen corresponde a la llegada en barco a una nueva tierra, posiblemente de América Latina. Especialmente llamativa es la pareja de mayor edad, en el centro de la fotografía, con la mano del hombre en el hombro de la anciana y la mirada clavada en la expectativas de una vida mejor. Los seres humanos estamos hechos de esos tránsitos a lo largo de nuestra historia y todavía no hemos aprendido a respetar a quienes se ven obligados a ellos en nuestros días. Esa es nuestra gran tara: no aprender de lo que fuimos para ser mejores.

Leticia Gondi

Al parecer hay quienes se sienten molestos con aquello de que últimamente se haga referencia a los migrantes y no a los inmigrantes para referirse a quienes cambian por otro su lugar habitual de residencia. Consideran, aunque jamás lo verbalizarán, que el término inmigración detenta un prejuicio peyorativo, por ello les es más conveniente cuando de estigmatizar al que llega de fuera se trata.

Por el contrario, el término migración, blanquea, mejor dicho universaliza, un fenómeno tan antiguo y tan de todos como la propia humanidad. Somos migrantes o descendientes de migrantes por naturaleza. Este es un hecho objetivo.

Como desconocen la inefable riqueza de nuestra lengua, y tienden a tener una visión egocéntrica y sesgada de este fenómeno, presumen de asociar inmigración al moro, al negro, al rumano malo, y emigración, al español honrado y trabajador que partió hacia América o Europa buscando un futuro mejor, ignorando que una misma persona puede ser migrante, emigrante o inmigrante según la perspectiva desde la que se enfoque. Ante la duda, la de ‘migrante’ parece la forma más práctica, teniendo en cuenta el contexto global y nuestra posible audiencia.
No sucede lo mismo con los necios, que lo son, permanezcan, cambien, arriben, partan o regresen.

DdA, XVII/4947

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