Félix Población
Los álbumes de fotos de mi estimado Fernando de Silva requerirían en su ciudad natal una gran exposición que diera cuenta por partes del valor global de su obra. La cámara de Fernando siempre nos sorprende después de haber estado en no pocos lugares del mundo, con vocación unas veces de plasmar la belleza y otras de dar testimonio de realidades que nos son ajenas, por más que trabajos como el suyo las muestren con toda su impactante poder de conmoción.
Tal como dice Silva a propósito de la que nos ha ofrecido esta mañana, hay muchos seres humanos en nuestro planeta que no tienen nada y su única preocupación consiste en lograr el pan de cada día, mientras en nuestro primer mundo prima la codicia de una sociedad atiborrada de consumo y culto al dinero, según prescribe el capitalismo neoliberal.
A mediodía del 18 de febrero de 2017, Fernando de Silva acababa de visitar en el Parque Nacional del Serengueti, con sus casi 15.000 kilómetros cuadrados, un poblado Masai. Rodeado de una gran planicie de tierra seca en la que no se advierte vegetación alguna, el fotógrafo tuvo la discreción de enfocar el punto de mira de su cámara hacia un niños de siete u ocho años, sin que este advirtiera su protagonismo. Sentado en el suelo, su mirada parecía atada al horizonte, quizá con no más perspectiva que la de comer un día más. En sus manos aparece una botella medio vacía y un envase de crema, obsequio acaso de algún turista "generoso".
Si esta realidad existe y se ignora durante siglos es porque el planeta se parece a lo que hoy leemos en InfoLibre y está ocurriendo en la comunidad de Madrid, convertida según este periódico en un aspirador de superricos, al ser la única en España que exonera totalmente de pagar el Impuesto de Patrimonio a quienes disponen de una riqueza personal superior a los 30 millones de euros.
El gobierno de Díaz Ayuso, respaldado por la ultraderecha, "perdona casi 1.000 millones de euros al año algo de más de 19.000 residentes al bonificar el 100% ese impuesto. Los datos los publica la Agencia Tributaria y corresponden al último ejercicio analizado (2019). De los 701 superricos contabilizados (608 en 2018, 611 en 2017) en España, 461 residen en la Comunidad de Madrid y no abonan absolutamente nada por su riqueza a las arcas madrileñas. Son el 65% del total, dos tercios. Solo 240 residen fuera de la comunidad. Una cifra desproporcionada, ya que Madrid (6,5 millones) tiene algo menos del 14% de la población española y es la tercera autonomía más poblada, por detrás de Andalucía y Cataluña".
Según esa información, la evolución de este colectivo privilegiado
económicamente desde 2011 en Madrid es imparable: "Los ultrarricos se han más
que duplicado desde ese ejercicio. En la comunidad madrileña
ha estado siempre exonerado el pago desde tiempos de Esperanza Aguirre. Se
ha pasado de 179 grandes fortunas a 461, es decir, 2,6 veces más en apenas ocho
años".
La fotografía de Fernando de Silva debería dolernos más con esos datos. O, si lo prefieren, con los que se dan en el planeta que habitamos. La grandes fortunas crecieron en 2019 un 9%, pese a la desaceleración económica global, las guerras comerciales y las tensiones geopolíticas (World Eealth Report, 20020). Hace ya más de dos siglos que en nuestro primer mundo se hizo una revolución al grito de Libertad, Igualdad Fraternidad, que los niños del Serengueti desconocen porque su horizonte cotidiano está atado al de comer cada día.
DdA, XVII/4938
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