Lo que se cuenta en el audio aportado al juzgado por la cuñada de esa señora es que el valioso cuadro de Goya, al que familiarmente se le conocía por don Valentín en alusión al personaje retratado /Valentín Bellvís de Moncada y Pizarro), no pertenecía inicialmente a Fernando Ramírez de Haro y que se apropió del mismo para hacer frente a una posible quiebra. Ese audio consta en el sumario, si bien la Fiscalía se está centrando por ahora en otro posible delito por parte de Ramírez de Haro: el de no tributar por la venta de la obra en la declaración de la renta de 2013.
Aparte de ese y otros presuntos delitos (como el de no haber protegido la pintura como Bien de Interés Cultural), hay algo en esta vergonzosa historia que denota no solo las miserias familiares de la nobleza patria sino la incultura de la familia propietaria de la pintura, que sólo hasta que Fernando Ramírez de Haro se vio ante una quiebra económica en 2011 no recurrió a los expertos para que acreditaran la posible y luego cierta autenticidad de la misma, tasada por la empresas de subastas Sotheby’s entre siete y ocho millones de euros.
En cuanto el marido de Aguirre tuvo constancia del valor del retrato lo hizo suyo mediante una falsa donación retrospectiva, pues ya había fallecido su padre. Así de crudo y así de ilustrativo.
DdA, XVII/4949
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