domingo, 1 de agosto de 2021

"SI ALGO NOS VA A SALVAR ES VOX"

 


Félix Población

Me acabo de dar un paseo por la prensa del vómito, esa que acaba de protagonizar la entrevista póstuma con la abuela de la reina, gestada a sabiendas del pensamiento ultraconservador de la anciana radiofonista, cuyas opiniones a la altura de su edad y mentalidad no merecerían el menor asomo noticioso si no fuera porque, desde los regüeldos de ese periodismo de cloaca, una valoración positiva de la extrema derecha por parte de la protagonista podría interpretarse como lo que muchos consideran cada vez más verosímil: una identificación o afinidad de la Corona con la política más conservadora que se sienta hoy en Parlamento de la nación.

No me paro en analizar si esa interviú fue conseguida con malas artes, tal como se ha juzgado en algunos medios, porque la propia marca del diario que la publicó y la firma de su autor no merecen siquiera la más mínima sombra de duda. Tengo para mí que la Casa Real tenía noticia de esa entrevista, realizada en diciembre de 2019, y que bajo ningún concepto quería que fuese publicada, ni siquiera después del fallecimiento de su protagonista. En ese sentido, la ausencia de doña Letizia en la ceremonia de inhumación de la señora Álvarez del Valle, celebrada en Oviedo, no habiendo acompañado a su esposo a la toma de posesión del presidente peruano y teniendo al parecer la agenda libre, bien podría interpretarse como una medida preventiva ante la posibilidad de que la entrevista fuera publicada.

La Corona es muy previsora y conocedora de las interioridades mediáticas en eso de cuidar su imagen cuando la prensa de la arcada trata de jugar según el estilo que la caracteriza. Es muy posible que en lugar de publicarse ayer la entrevista con la señora Álvarez del Valle, el diario infundioso que guardaba esa primicia para después de su óbito la hubiese hecho coincidir con la presencia de la reina consorte en el entierro de su abuela. El efecto de las simpatías que esa señora confesó por la extrema derecha salvífica (“si algo nos va a salvar es Vox”) hubiese ganado sin duda en relevancia con la presencia de los reyes o la reina, en último caso, en las honras fúnebres.

Desconozco qué otras razones hubieran podido darse, si es que las hubo, para que quien tanto admiraba y quería a doña Menchu no estuviera en el acto final de despedida en el que se rinde honor a esos sentimientos. En lugar de eso, se ha incidido mediáticamente en cómo se elaboró la interviú, cuando lo que debería primar es, en mi modesta opinión, la relación que pudo haber tenido la publicación póstuma de la misma para que la fallecida se quedara sin el adiós de su nieta. Todo se puede resumir en una frase: la Corona evitó con la ausencia de la reina consorte que sobre la institución se cernieran más suspicacias de las que ya se ha ganado.

La última hora DdA, XVII/4907

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