martes, 10 de agosto de 2021

"PARA LIQUIDAR A LOS PUEBLOS SE EMPIEZA POR PRIVARLOS DE MEMORIA"

 


Félix Población

Una secuencia similar a la de la fotografía, pero con los libros ya ardiendo, la vimos por primera vez en el cine español en la última película de Manuel Menchón Palabras para un fin del mundo (2020), en la que cuestiona la versión oficial de la muerte de Miguel de Unamuno en Salamanca el 31 de diciembre de 1936. Esa versión la dieron los vencedores de la Guerra de España que ocupaban la ciudad del Tormes y habían condenado a arresto domiciliario al escritor vasco por su enfrentamiento con el general felón Millán Astray, durante el acto oficial del llamado Día de la Raza, celebrado en la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de ese mismo año, cuando les dijo a los militares golpistas que "vencer no era convencer". Se habló muy poco de este film en España y se habló muy mucho del que dirigió Alejandro Amenábar un año antes, sin entrar en el fallecimiento de don Miguel. Las imágenes de la quema de libros en nuestro país, por parte de las tropas que impusieron una larga dictadura, son un testimonio que no debería escapar a la formación de las nuevas generaciones. En su educación cívica y democrática debería constar como guía este pensamiento del escritor, poeta, dramaturgo y ensayista checo Milán Kundera: "Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Y alguien más escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después de eso, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron. Y el mundo que te rodea se olvida aún más rápido". Estamos viviendo un tiempo cada vez más flaco de memoria y con más posibilidades de contarnos historias que no pertenecen a la Historia. La incultura (no llamemos cultura, por favor, a lo que nos hace peores) del bulo, la manipulación y tergiversación mediáticas son una herramientas de hechura e incidencia masivas que cada vez más están contribuyendo a destruir la cultura del conocimiento y las facultades imprescindibles de la memoria que contribuyen a formar nuestra conciencia histórica. O cultivamos esas facultades que nos hacen personas libres y responsables, o corremos el riesgo de ser deshechos como tales, como los libros que portan esos militares nazis hacia las hogueras, escritos por algunos de los que fueron perseguidos por aquel régimen de terror y espanto. "Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir", escribió Saramago.

DdA, XVII/4916

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