Félix Población
Con ocasión de la negativa con la que el obispo de Cádiz y Ceuta respondió al gobierno ceutí para ceder el asilo vacío Hogar Residencia Nazaret a un centenar de menores marroquíes, llegados en avalancha a nado a la ciudad autónoma esta pasada primavera, me parece oportuno recordarle a monseñor Zornoza que su apostolado se debe al que ejemplifica en esta materia el magisterio de su jefe en la tierra y papa en Roma.
Cabe decirle, por lo tanto, al obispo Zornoza y a su responsable de
Fundaciones y diputado por la extrema derecha Agustín Rosety, lo que el
pontífice Francisco recordó a sus cardenales, prelados y fieles en general con
ocasión de la llamada Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, cuya
conmemoración tiene lugar cada 27 de septiembre.
Comparó Francisco a los migrantes y el drama de los desplazados por el
hambre o la guerra con la figura de Jesucristo y su familia, que también se vieron
obligados a abandonar su tierra natal. “En la huida a Egipto, el niño Jesús
experimentó, junto a sus padres, la trágica condición de desplazado y
refugiado, marcada por el miedo, la incertidumbre y las incomodidades”, subrayó
el papa. De ahí que el lema elegido para aquella jornada fuera: “Como
Jesucristo, obligados a huir. Acoger, proteger, promover e integrar”.
Para el obispo Zornoza, sin embargo, no parece contar el mensaje papal ni
la observancia de esos cuatro verbos que le toca conjugar a la iglesia que dice
seguir la doctrina de Jesús de Nazaret, el nombre que monseñor Zornoza ensucia
con su negativa a ofrecer una residencia desocupada desde hace seis años a
quienes el papa de Roma compara con la figura de Cristo niño cuando su vida
corrió peligro bajo el reinado de Herodes.
Lo peor del caso es que el prelado Zornoza, con un comportamiento tan
contrario al amor fraterno por parte de una iglesia que en este país ha
cometido un auténtico saqueo al hacer suyas 30.000 inmatriculaciones de todo
tipo de inmuebles en poco más tres lustros, es reincidente en eso de negar asilo
a los menores migrantes, pues hizo lo mismo cuando se trató de aliviar el
colapso en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) en 2018.
No cabe en monseñor Zornoza, por lo tanto, el propósito de la enmienda.
Posiblemente porque antes que el mensaje evangélico, al que debería aplicarse
en su apostolado, priman en su ánimo y decisiones aquellas que sintonizan con
el ideario de la extrema derecha. Y ya sabemos que la iglesia de Vox es aquella
privilegiada por el viejo régimen al que encomian sus parlamentarios, la de
aquellos colegas de Zornoza en la obispalía que prestaron apoyo, palio y preces
al dictador durante cuarenta años.
Hoy en día, más de medio centenar de diputados de la extrema derecha
gozan de un respaldo mediático suficiente para tratar de blanquear la imagen de
su partido y hacer cada día más previsible, como ya ocurrió en algunos
gobiernos autonómicos y municipales desde su ingreso en el Parlamento de
Andalucía, su acceso al Consejo de Ministros. El obispo de Cádiz y Ceuta,
renegando de Jesús de Nazaret, también parece estar en ello, como lo están
algunos de sus compañeros en otras diócesis desde que Vox cuenta con unos millones de votos.
La última hora DdA, XVII/4933
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