Martín Medem
Por primera vez un campesino es el presidente del Perú, precisamente cuando se cumplen los doscientos años de la independencia. Un maestro de escuela que representa a la mayoría históricamente marginada por la oligarquía peruana, la más racista de América Latina.
En su discurso de toma de posesión ha reivindicado la soberanía nacional, la democracia, la justicia social y el combate contra la corrupción. Propone una Asamblea Constituyente para que todos sean iguales y se elimine la política económica del neoliberalismo que durante cuarenta años ha empobrecido a la inmensa mayoría y ha entregado las riquezas nacionales a los depredadores de las multinacionales.
La derecha feroz del Perú, la mayoría de los empresarios, sus socios transnacionales, todos los grandes medios de comunicación y por lo menos un sector de las Fuerzas Armadas lo consideran un enemigo. Desde los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea van a vigilarlo y a presionarlo para que no pueda hacer lo que se propone. Convencerlo o bloquearlo.
Comienza ahora la tercera cacería. La primera fue la campaña electoral bajo la acusación de ignorante y comunista. La segunda, la frustrada operación para anular las elecciones por un supuesto fraude que nadie ha podido demostrar. Y la tercera va a combinar el acoso de la oposición y de la desinformación internacional.
Castillo tiene en contra a la mayoría del Parlamento que no le dejará legislar para el cambio, intentará impedir como sea la convocatoria de la Asamblea Constituyente e incluso puede pretender destituirlo con los habituales golpes parlamentarios del juego sucio de la política peruana.
Teniendo en cuenta que en España la información sobre América Latina es escasa y tendenciosa y que hay una ignorancia generalizada sobre el escenario peruano, la tercera cacería contra Pedro Castillo tendrá la colaboración en nuestro país de los grandes medios de comunicación y de las multinacionales españolas con negocios en el Perú. ¿Cuánto tardarán en añadirlo al eje del mal, junto a Cuba, Venezuela y Nicaragua?
Hay que acompañar a Pedro Castillo en defensa propia porque los que quieren devorarlo son los mismos que amenazan a nuestra democracia.
La última hora DdA, XVII/4906
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