miércoles, 16 de junio de 2021

UN MOSQUITERO EXHAUSTO TOMA ALIENTO EN UNA CAÑA DE PESCAR


Félix Población

Lo cuenta como pie de foto muy llamativa Pablo Álvarez Pérez en Amigos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife): “Esta mañana en Asturias, a unos 12 kilómetros,  se me posó en la caña, incluso cuando le acercaba la mano se subía a mi dedo, y cuando veía un insecto volaba para comerlo y venía... parece un mosquitero pero donde lo vi me genera dudas”. 

A Pablo le contestó mi apreciado amigo Ignacio Vega, que tanto sabe de aves: “Ese pioyín, ese mosquitero, le debe la vida a Pablo Álvarez Pérez. Muchos se ahogan antes de ver tierra. Preciosa foto”. 

Lo es, por quien la protagoniza y por sus circunstancias. Por sentirme ornitófilo, le pregunté a Nacho si se trataba de un mosquitero musical, por ser una de las especies de mosquitero que más se escuchan y hacen honor a su nombre. No me supo decir. "Las patas son muy oscuras, apuntó, y eso es un rasgo en contra. Pero sin ver la protección alar, la longitud de las primarias, no me arriesgo a más que a mosquitero". 

Mi asesor me aclaró que estos pájaros tienen en sus migraciones, como todos los que hacen grandes distancias, muchas dificultades: vientos contrarios, fuertes chubascos, súbitas bajadas de temperatura, escasez de reservas de grasa al partir y cruzar los mares…Luego Nacho Vega me abrió el fondo de su almario con un recuerdo que enuncia su sensibilidad:

“Hace muchos años -aún usábamos pesetas-, estaba pescando en septiembre, por la noche, en Tazones. Una curruca mosquitera llegó, agotada, a menos de metro y medio de altura sobre la mar. Dentro del puerto no vio una estacha que amarraba una lancha. Chocó contra esa estacha y cayó al agua. Se ahogó a unos diez metros de donde yo estaba. Y a menos de doscientos de tierra, del final de su viaje después de cruzar la mar desde algún país de Europa. La sensación de impotencia fue inmensa”.

Vega nos conmueve y reafirma nuestra admiración, respeto y cariño por esas pequeñas criaturas, capaces con tan pocos gramos de tanto vuelo en pugna con las adversidades. Las que nos llegan lo hacen para criar en el aire vida y canto entre nosotros. Nada menos. Con la falta que nos hace.

           DdA, XVII/4878         

2 comentarios:

Unknown dijo...

Comparto la impotencia de Ignacio
No se merecen ese final , después de esos viajes

Nacho Vega dijo...

Gracias, Félix. La vida. Te da y te quita. A ese pioyín le dio una segunda oportunidad.

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