martes, 8 de junio de 2021

ORIOL JUNQUERAS ENTIERRA EL PROCÉS Y LA FOTO DE COLÓN SE HACE AÚN MÁS VIEJA

Raúl Solís

El procés catalán ha pasado a mejor vida. Lo ha enterrado este lunes en una carta Oriol Junqueras, líder encarcelado de ERC, quien ha terminado admitiendo que la vía unilateral es imposible y que es necesario abrir un proceso de diálogo, negociación y descompresión de las relaciones de España y Cataluña y en la propia sociedad catalana. El independentismo no ha renunciado a su objetivo político, ni tiene por qué, pero ha renunciado al camino sin salida e ilusionista de creer que es posible celebrar un referéndum sin acuerdo con el Estado.

Pedro Sánchez, por su parte, ha abierto la mano y ha expresado este lunes la disponibilidad del Gobierno español al diálogo sincero para buscar una solución al conflicto catalán; que en realidad es el conflicto español, porque de lo que estamos hablando es del encaje territorial postautonomista. Esquerra, que un principio criticó los indultos por insuficientes, ha terminado celebrándolos como un gesto hacia la desjudicialización y una apertura hacia una salida pactada que no deje derrotados y en la que tanto el independentismo como el Gobierno de España puedan justificarlo ante sus respectivos parroquianos.

El PSOE nunca hubiese hecho este gesto de alto voltaje y que da munición a la derecha para rascar en el electorado socialista más españolista, pero la situación parlamentaria le obliga si quiere que siga vivo el Gobierno de coalición con Unidas Podemos y que ERC sea el aliado externo de la legislatura. La desaparición de facto de Ciudadanos y su sustitución por Vox obliga a crear un bloque plurinacional. El PSOE no se puede permitir blanquear a la ultraderecha sin coste político como lo hizo con Ciudadanos cuando daban los números. Vox, que tiene en su objetivo destruir al Gobierno de coalición, actúa sin querer como pegamento del mismo.

Unidas Podemos ha jugado un papel determinante en esta salida dialogada y en la amnistía a los presos políticos y exiliados catalanes. Los morados en 2017, en contra de los aires electorales, no se echaron en brazos del oportunismo electoral y se mantuvieron en una posición que se llamó equidistante de forma despectiva. Es decir, los morados se situaron fuera del eje que alimentaba tanto a los hiperventilados del nacionalismo catalán como a los del nacionalismo español. Unidas Podemos se negó a demonizar y criminalizar al independentismo, estrategia que sí alimentó el PSOE, y tampoco legitimó ni apoyó la unilateralidad del independentismo.

Cuando Pablo Iglesias visitó a Oriol Junqueras en la cárcel de Lledoners en octubre de 2018, no sólo la derecha tiró de argumentario hiperbólico para criticar que el entonces líder de Podemos estaba negociando los presupuestos del Estado con un preso que tenía como objetivo romper España. En el PSOE tampoco sentó bien a lo que llamaron “sobreactuación” de Podemos. Sin embargo, aquella visita a prisión  ha permitido que los morados hayan podido actuar de mediadores para buscar una salida dialogada al conflicto.

Los morados, gracias a la labor de mediación de Xavier Doménech, exdiputado por Barcelona en el Congreso y exlíder de los comunes, y al papel del diputado de los comunes y jurista Jaume Asens, cercano al mundo independentista y a Ada Colau, fue la única formación de ámbito estatal que se mantuvo en la tan criticada equidistancia, incluso cuando el PSOE se manifestaba del brazo de la reacción españolista más furibunda de Sociedad Civil Catalana, con Miquel Iceta y Josep Borrell manifestándose al lado de la ultraderecha, y votó en el Senado la aplicación del artículo 155 de la Constitución para intervenir el autogobierno catalán.

Incluso a pesar de críticas internas en el seno de Podemos, con voces que censuraban la estrategia morada en el conflicto catalán por suponer un problema electoral en territorios como Madrid, Extremadura, Andalucía, Murcia, Valencia o las Castillas, los morados ejercieron la neutralidad y pensaron más en el largo plazo que en los resultados electorales próximos. La posición de Estado de los morados no sólo permitió que saliera adelante la moción de censura de 2018 que echó al PP del Ejecutivo, sino que ha sido imprescindible también para la conformación del primer Gobierno de coalición y para aprobar los presupuestos generales del Estado en 2020.

Los indultos no sólo van a pacificar Cataluña y a unir los puentes que se rompieron cuando se levantaron muros, sino que establece un bloque de dirección de Estado plurinacional en la que el papel de ERC es determinante para futuros gobiernos progresistas y también para frenar en seco a una derecha ultraderechizada a la que la descompresión del problema catalán le deja sin el marco del “a por ellos” y con tres años de legislatura por delante en las que los fondos europeos van a dar oxígeno al Gobierno de coalición.

La reedición de la foto de Colón por PP, Vox y el naufragio de Ciudadanos, prevista para este próximo domingo, amenaza ruina para los intereses de Pablo Casado y Santiago Abascal. El presidente andaluz, Moreno Bonilla, que está consiguiendo tener un perfil moderado, aunque gobierna gracias a Vox, ya ha manifestado que no asistirá por "motivos personales”.

Moreno Bonilla es un buen termómetro para saber el éxito o fracaso de la estrategia de Pablo  Casado. Sabedor de que para volver a ganar en Andalucía no puede dar miedo, Moreno Bonilla siquiera se apropió de la victoria electoral de Ayuso el 4 de mayo en la Comunidad de Madrid para evitar una vinculación excesiva con el ala voxificada del PP que lidera Abascal y la presidenta madrileña. El no del presidente andaluz “por motivos personales” es la señal de que estamos delante de un tiempo nuevo y que el PP tiene que repensar su estrategia con relación a Cataluña porque han cambiado todas las preguntas.

La carta de Oriol Junqueras renunciando a la vía unilateral, es decir, poniendo fin al procés catalán que comenzó en 2012 de la mano de Artur Mas, deja la campaña de recogida de firmas del PP en contra de los indultos en la acera de enfrente a la solución y pacificación del conflicto territorial. Al final, el Gobierno de coalición ha evitado la ruptura de España con negociación y diálogo, mientras que la estrategia judicial de la derecha ha llevado a la mitad de la población catalana a posiciones independentistas. Otro logro que se podrá apuntar el Gobierno de coalición es haber evitado la ruptura de España que fomentó el PP con su estrategia judicial y policial, criticada incluso por las voces más moderadas de los populares.

La última hora DdA, XVII/4870

No hay comentarios:

Publicar un comentario