Félix Población
Leo que la jerarquía eclesiástica se lo está pensando, me refiero a lo del párroco de Las Palmas que culpó a la madre de las niñas de Tenerife, asesinadas por su padre, y que tanta fiebre como hedor mediáticos están ocasionando, según ocurre siempre con noticias de este carácter. Tanto en la radio como en las redes sociales, el sacerdote ha realizado manifestaciones donde califica al asesino de sus hijas, Tomás Gimeno, como víctima. Afirmó que las niñas estarían vivas si no se hubiesen separado y que la madre "recoge lo que sembró", considerando que la vinculación de la madre de las niñas a una nueva relación de pareja es "robar hijos". El obispado de Canarias ha rechazado las declaraciones del párroco Báez Santana, pero todavía no ha tomado medidas. ¿A qué espera? ¿Le llegarán al papa Francisco, que vive en Roma, noticias como esta, indicativas del tipo de iglesia católica que representan estos párrocos bien entrado el siglo en curso? En todo caso, la inacción de la institución ante las declaraciones del aludido individuo, con responsabilidades de pastor de la iglesia de Cristo, sería escandaloso. Lo está siendo. Tanta misoginia es fruto de muchos siglos de doctrina eclesial y convendría reconocerlo en ocasiones como la que se presenta, evitando que siga ejerciendo su ministerio el párroco canario para que sus prédicas no sean tan inadmisibles como sus declaraciones, a fin de preservar la salud social de su grey o comunidad de fieles. En lugar de eso, ya verán como al párroco Báez no lo moverán de su púlpito.
DdA, XVII/4877
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