Félix Maraña
Ayer se ha decidido suspender la búsqueda de Joaquín Beltrán, uno de los dos trabajadores sepultados en el accidente del vertedero de Zaldibar en febrero de 2020. Una tragedia ecológica y humana, que queda pendiente de un esclarecimiento y fijación de las responsabilidades. El pasado año escribí este soneto.
ZALDIBAR
En una inmensa tumba de basura,
de mierda que creamos los humanos,
han muerto sepultados dos hermanos,
atrapados por la necia impostura.
Ha muerto la esperanza en la rotura
de este monte de mierda, desmontado
mientras alguien miró para otro lado
y daban concesiones a la usura.
Éramos muy vascos, sonrosados,
de txuleta, capilla y verdes prados
y nos hemos cargado este paisaje.
Despreciada la vida primitiva,
navega nuestro barco a la deriva,
pero sus gobernantes van de traje.
Y también escribí esta décima:
AMIANTO EN ZALDIBAR
Fue por el mes de febrero
cuando vimos con espanto
que una cubierta de amianto
rociaba un monte entero.
El dolor fue lo primero
pero también fue el quebranto,
estupor, espanto y miedo,
tanta es la mierda que hiedo,
tal el susto, tal el llanto,
que ni gritar ahora puedo.
[Los ciudadanos Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán fueron sepultados por un desastre ecológico en el vertedero vizcaíno de Zaldibar, ocurrido el 6 de febrero de 2020. La magnitud de esa ruptura ambiental denuncia una problemática que se ocultaba a nuestros ojos. Alberto y Joaquín deben ser reconocidos en nuestra memoria como héroes en la lucha contra la contaminación, verdaderos ecologistas, como trabajadores sanitarios de alto riesgo, que velaban por nuestra salud y han sido aplastados. El cuerpo de Alberto fue rescatado de la montaña de basura, no así el de Joaquín, cuya búsqueda se suspendió el 14 de mayo de 2021].
DdA, XVII/4847
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