sábado, 8 de mayo de 2021

MADRID ES UNA CIUDAD DE MÁS DE UN MILLÓN DE CADÁVERES



Lazarillo

No hace mucho, revisando la serie de entrevistas que hice como periodista recién llegado a la profesión a finales de los años setenta y que quizá algún día debería rememorar en un libro, me encontré con la que me concedió el poeta Dámaso Alonso, por entonces presidente de la Real Academia Española de la Lengua. Era vecino don Dámaso, que residía en un chalet de la calle de Alberto Alcocer, de Francisco Umbral, que solía mencionarlo en sus populares columnas en el diario El País, mayormente cuando decía ir a comprar el pan. Como mi domicilio no distaba demasiado del de ambos y Umbral colaboraba en una revista de la que yo fui un breve tiempo redactor-jefe, junto con Moncho Alpuente, y que también tenía su redacción en el barrio, esa entrevista con el poeta fue posible, si bien en principio Dámaso Alonso se mostró algo reacio porque un compañero mío, mucho más afamado, había tergiversado las palabras del académico en otra interviú. El motivo de la mía fue el cincuentenario de la generación del 27, de la que él formó parte, y la media hora de charla prevista en un principio se rebasó con creces hasta pasar de las tres horas. Si hoy la recuerdo es por el poema con el que entonces introduje la entrevista y cuya republicación en este DdA me ha brindado Zamora Libertaria, con el sentido que cobra la misma después de la jornada electoral del pasado 4 de mayo en la Comunidad de Madrid.

     DdA, XVII/4840    

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