Cándido Marquesán
Voy a ser heterodoxo y disconforme
con el pensamiento mediático, político y social dominante. Una aclaración
previa, que me parece necesaria. No
soy militante de Unidas Podemos. Insisto no soy militante de Unidas Podemos. Puede
que algún despistado y mal intencionado, que abundan en esta España nuestra
todavía lo dude por el contenido de este artículo. Allá él. Soy militante del PSOE. ¿Está claro?
Sé que a no pocos de mi propio partido les va molestar lo que voy a escribir.
Pero, tengo que hacer una defensa de Pablo Iglesias. Por cierto, sin él, Pedro
Sánchez no sería presidente del gobierno de España. He observado que los
ataques a Iglesias por parte de gente del PSOE han sido tan furibundos como los
de la derecha. Y a veces incluso los superan, como los de Emiliano García-Page.
Quiero hacer una serie de preguntas.
¿En nuestra democracia plena ha habido un partido, como Unidas Podemos, y sobre
todo Pablo Iglesias su máximo representante, que hayan sufrido más ataques por
la gran mayoría de los medios? ¡Qué contraste con el apoyo mediático a
Ciudadanos y a Albert Rivera y hasta hace poco a Inés Arrimadas! De este apoyo
podría hablarnos Josep Oliú. ¿Ha habido algún partido, como Unidas Podemos, que
haya sido llevado más veces ante los tribunales y a su vez más veces declarado
inocente? ¿La justicia española ha mostrado la misma diligencia con otros
partidos políticos y con algunos personajes de la familia real? ¿Por qué tal
persecución mediática, política y jurídica a Unidas Podemos y a Pablo Iglesias?
¿Por qué tienen tanto miedo a este partido y especialmente a Pablo Iglesias? Yo
tengo muy clara la respuesta. Hay gente detrás que no da la cara y que mueve
los hilos. Grave amenaza para una democracia ser gobernado por poderes ocultos.
Lo cual ocurre cuando los que firman no son los que mandan. Los que
mandan hace tiempo que han decidido que Unidas Podemos y especialmente Pablo
Iglesias desaparezcan de nuestro espacio político. Y hasta que lo consigan, no
pararán. Y van por buen camino en sus propósitos.
Un profesor universitario de Historia
Contemporánea recientemente me decía que ya se estudia en las Facultades de
Ciencias de la Información el acoso continuo a nivel mediático a Unidas Podemos
y especialmente a Pablo Iglesias.
En este contexto citado, ningún medio
ha valorado el hecho de que Pablo Iglesias haya renunciado a toda una
vicepresidencia del gobierno de España, que está entre los países más
importantes de la Unión Europea. No todo el mundo es capaz de hacer una
renuncia de tal nivel institucional. Es más, en esta España nuestra observamos
cómo muchos, la gran mayoría, somos capaces de cualquier cosa por llegar a un
cargo. Como dijo el conde Romanones:
"Se necesitaría un libro para recordar las bajezas que he visto cometer
para lograr una vara de alcalde, y no digamos una cartera de ministro". Y
acierta de pleno el conde Romanones,
que de política algo sabía. En el caso que citamos no estamos hablando de una
vara de alcalde, ni de una cartera de ministro, es mucho más, toda una
vicepresidencia del gobierno de España.
Insisto esta renuncia ningún medio,
ni tampoco la mayoría de la sociedad, por lo que yo he comentado con algunos
amigos en las redes, la ha tenido en cuenta ni la ha valorado, porque deber ser
un hecho muy” normal”. Todo lo contrario. Su renuncia ha sido interpretada por
una gran mayoría como una desestabilización del gobierno de Sánchez
especialmente en unos momentos tan críticos. ¡Qué nivel de hipocresía! Los
mismos que lo criticaban de desestabilizar al gobierno desde dentro, ahora lo
critican de desestabilizarlo porque se va. Leñe, ¿en qué quedamos? Que se quede
o que se vaya. Lo que no se puede hacer a la vez es estar en misa y repicando.
Tengo la intuición que la capacidad
de aguante de una persona, acosada, insultada y vilipendiada todos los días,
por tierra, mar y aire, tiene un límite. En sede parlamentaria ha sido acusado
de “criminal”, “asesino” “marqués Galapagar”, etc. En la mayoría de los medios
no han ido a la zaga. Los insultos cargados de odio han sido numerosos y
brutales. Como prueba los emitidos por parte del que dirige un programa
matutino en una cadena muy popular de raíz religiosa y profundamente
evangélica, que hace unas fechas tuvo la osadía de llamarlo "basura del
moño rojo". Y les garantizo que este insulto es de los más leves. ¡Vaya siembra
de valores evangélicos! ¿Los propietarios de esa cadena no sienten vergüenza de
tales epítetos? Y si nos fijamos en las redes sociales, los insultos
truculentos y soeces, plenos de odio, sobrepasan cualquier límite de lo
razonable. Incluso ese acoso ha llegado a su familia, esposa e hijos. Se ha
llegado a tratar de saber en qué guardería estaban sus hijos. Un redactor de un
medio se personó en varias ocasiones en casa de la cuidadora de los niños, provocando una
“alteración evidente” de sus vidas. Realmente son insoportables
tales situaciones para cualquier persona normal. Por ello, entiendo que la
renuncia a la vicepresidencia del gobierno para presentarse como candidato por
Unidas Podemos a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid, pueda
ser un preámbulo para su retirada de la política activa y dar paso a otras
personas. Yo en su lugar haría lo mismo. Como profesor titular de universidad;
como tertuliano, conferenciante, escritor de libros y artículos, y asesor de
gobiernos, no tendrá problema económico alguno para vivir y para pagar su
chalet de Galapagar, que parece ha sido el gran problema nacional -mucho más
que la Gürtel-, el cual que yo sepa, se lo paga él con su pareja, al haber
suscrito una hipoteca, cuya cantidad todos hemos conocido. Para algunos
puristas en este país la gente de izquierdas deberíamos vivir en una chabola y
no ir a un restaurante a la carta y comer de bocadillo.
Como conclusión. No sé cuál es el
propósito de Pablo Iglesias, tras la renuncia a la vicepresidencia del gobierno
de España, insisto a la vicepresidencia del gobierno de España. Lo ignoro. Yo
no tengo la clarividencia de la gran mayoría de los tertulianos que ya nos han
descrito con todo tipo de detalles cuáles son sus intenciones. Son muchas y
todas perversas.
Por todo lo expuesto, yo lo tendría muy claro, y puede que
también lo tenga Pablo Iglesias. "Ahí os quedáis. Yo no me subo a este
barco. Toda España para vosotros". Me parece muy oportuna para esta
situación la frase pronunciada en 1873: «Señores,
voy a serles franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros», por
el primer presidente de la brevísima Primera República, Estanislao Figueras, momentos antes
de dimitir, de coger los bártulos y exiliarse en Francia. Espero que Pablo
Iglesias no se exilie, aunque a muchos no les importaría.
DdA, XVII/4840
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