miércoles, 19 de mayo de 2021

LOS PIOJOS DE LOS POBRES SON DE ORO PARA MOHAMED VI


José Antonio Illanes

Pienso en Mohamed VI, rey de Marruecos. Dicen que está operado del corazón. Me pregunto cómo pueden operar del corazón a un tipo que no tiene. Porque Mohamed no tiene corazón, solo tiene dinero y poder.

Se le atribuye un patrimonio de 5.000 millones de euros, un lujoso castillo del siglo  XVIII a las afueras de París, 15 palacios, 1.100 sirvientes, un séquito de 300 personas y cuatro aviones privados, dos de ellos gigantes.

Es dueño del Hotel Royal Mansour, uno de los más lujosos del planeta, famoso por su spa de 1.500 m2 de mármol blanco. Tiene una flota de más de 600 coches de alta gama: Porsches, Maseratis, Cadillacs, Bentleys, Rolls Royces. Y uno de los yates más grandes del mundo, el Badis 1, valorado en 90 millones de euros.

Mohamed se manda hacer los trajes en Londres, París y Milán y luce un peluco de oro y mil brillantes valorado en un millón de euros, para ser puntual en sus viajes a las islas más paradisiacas, donde se pierde con frecuencia, quién sabe si huyendo de su conciencia o de la sombra justiciera de Alá.

Todo esto posee Mohamed VI, además de un reino de súbditos sin futuro, abocados a la miseria, al hambre y a la tristeza, vidas de hombres, mujeres y niños que Alá puso bajo su custodia y que él utiliza como carne al peso para chantajear a España y a Europa, porque las fronteras ceutíes son las fronteras europeas.

Los piojos de los pobres son de oro, y para Mohamed los piojos de los vasallos que hoy nos envía para presionarnos valen también como cortina de humo. Tras haberlos traicionado restableciendo relaciones con Israel a cambio del reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara por parte de Trump, el norte de Marruecos se ha convertido en un polvorín, y nada mejor que una maniobra de distracción.

Cuando los regímenes totalitarios están bajo presión siempre miran a los vecinos, y los vecinos de Marruecos son los saharauis y nosotros, con Ceuta, Melilla y las Canarias. Y ojo a las Canarias y al satrapilla de Mohamed. No tendrá corazón, pero le sobran ambiciones.

Europa y España deberían parar los pies a Mohamed de una vez para siempre dándole donde más le duele: el dinero y los lujos. Que alguien con poder le mande un mensajero en plena siesta: “Otro envío de mujeres y niños a las fronteras europeas, a ahogarse en el mar, a estrellarse en los acantilados, y tienes que atracar el yate en Senegal, Mohamed, adiós a las continuas vacaciones europeas. Una chulería más y te bloqueo las cuentas millonarias. Y olvídate del castillo de lujo, del peluco de brillantes por las calles de París y de las camisas italianas, y que no te pillen los picoletos con el yate en aguas españolas como te pilló en 2014, que entonces te cagas. Ahora sí que de verdad se hunde por accidente en la bahía de Cádiz”.

Mano dura a las dictaduras y mano blanda con sus víctimas. Es lo que hace un país civilizado y decente. La Cruz Roja y el ejército español han estado hoy a la altura. En el bolsillo de nuestros soldados habrá poco dinero, pero bajo sus camisas hay mucho corazón. Mano dura con Mohamed, al que Alá confunda, y mano blanda con su pueblo.

La Pajarera DdA, XVII/4851

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