Palestina ha vuelto a las portadas de los periódicos y a los telediarios. Nos llega de nuevo imágenes de los bombardeos Gaza, de la violencia de los colonos israelíes para desalojar a los habitantes del barrio de Sheikh Jarrah en Jerusalén, del asalto policial a la mezquita Al Aqsa, de las manifestaciones provocadoras de radicales sionistas por la Ciudad vieja de Jerusalén… Y en todo ese maremágnum de provocaciones y violencia, sigue interpelándonos muy directamente el caso de una conciudadana española secuestrada desde hace un mes por las fuerzas israelíes de ocupación. En la madrugada del 13 de abril una veintena de soldados israelíes entraron en una casa de Beit Sahur, una pequeña ciudad palestina al sur de Jerusalén, y se llevaron detenida a la ciudadana española Juana Ruiz Sánchez. Al Gobierno de coalición de España no se le ha escuchado hasta la fecha ni una sola palabra en relación con este caso. Las bombas israelíes vuelven a matar a niños palestinos (9 hasta ahora), pero el agudo lector observará que no tenemos testimonio gráfico de la matanza. Las agencias internacionales de información, bajo la vigilancia del poderoso Estado de Israel, han aprendido a que esos documentos no lleguen al mundo occidental. Félix Maraña escribe:
En Colombia y Palestina/ mueren las gentes a fuego,/ matar es macabro juego/ del terror que siempre atina./ Así, el poder elimina/ siempre a los desheredados/ y la ONU y sus estados/ se entretienen con palabras,/ mientras escenas macabras/ se adornan con fusilados./ Y mientras el mundo calla/ el dolor crece en el mundo/ y hace agujero profundo/ por tanto odio y metralla./ La ONU no da la talla;/ su oficina de negocios/ del poder, su club de socios,/ es un adorno grosero./ Se les ha visto el plumero/ porque a la paz son beocios.
DdA, XVII/4844
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