viernes, 26 de marzo de 2021

SIRIO CRECE EN EL BALDE AZUL



Lazarillo

Median casi cuatro años entre el gato que se se acomoda sobradamente en el balde azul de la colada y el que con unos cuantos kilos más, coloración más oscura y estatura de adulto conformada hace lo propio en el mismo recipiente, al que quizá guarde tal memoria de acogimiento como para impulsarle a encajarse de esa tan flexible inserción. Esto de la memoria de acogimiento lo deben tener muy en cuenta estos pequeños felinos porque Sirio ha mostrado amagos de intentar lo mismo en varias ocasiones con la tableta electrónica, en cuyo hueco de apertura para el apoyo vertical también buscaba espacio para ubicarse de muy cachorro y sin problemas. Por desgracia no tengo constancia de esa imagen, que ha de datar sin duda de las primeras semanas de su llegada a casa en primavera, ocupando mi mano derecha con algo menos quizá de dos meses de vida, procedente del la granja de Pilar, abastecedora primordial de los magníficos huevos que ponen cuando gustan sus gallinas libres. Como se puede observar por la imagen, no parece incómodo Sirio con la postura adoptada, si bien es cierto que después de su acomodamiento a tan restringido espacio hizo todos los estiramientos aconsejables para distenderse, sin dejar de sentirse atraído por el balde azul de la colada siempre que se lo pongamos a su alcance y se haga el exitoso propósito de caber dentro, según vemos y admiramos. Llama la atención el reparto de color que ha ido cobrando con los años su cabeza y morro, con esa peculiar pincelada blanca entre los ojos.  

    DdA, XVII/4799     

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