Pronto se van a cumplir noventa años del día en que se proclamó la segunda República en la plaza de la Puerta del Sol de Madrid. Con ese motivo sin duda, y apercibido por la importancia que tiene la imprevista pero buscada convocatoria electoral del próximo 4 de mayo por parte de Isabel Díaz Ayuso - en la que se decidirá el siguiente gobierno autonómico en la Comunidad de Madrid-, mi estimado amigo Álvaro Noguera ha tenido la perspicaz ocurrencia de ofrecernos hoy en Diario 16 esta viñeta.
Puede ser que desde 1931 no haya habido unos comicios de carácter no general tan decisivos para la historia de este país como los que la citada señora ha fijado para esta primavera. Creo también que únicamente un líder político ha sabido apreciarlo con la inmediatez y diligencia con la que lo ha hecho Pablo Iglesias, hasta el punto de apartarse de la vicepresidencia segunda del Gobierno y jugarse el todo por el todo como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Es muy de lamentar que su predisposición a formar un frente unido con quienes facilitaron hace dos años el gobierno de la derecha, tanto en el ayuntamiento como en el gobierno autonómico, haya sido rechazada sin el menos asomo para el diálogo, cuando el resultado de esas elecciones bien pudiera ser que la extrema derecha se hiciera con la gobernación de la la comunidad autónoma madrileña. Tal hecho tendría graves repercusiones que quizá solo Iglesias ha sabido prever.
Mi estimado colega Raúl Solís recordaba ayer, por haber seguido muy de cerca aquellos comicios, que en 2015 a Izquierda Unida (IU) le faltaron 10.000 votos para llegar al 5 por ciento requerido para entrar en la Asamblea de Madrid. En aquella ocasión, IU se negó a unirse a Ahora Madrid para ir juntos a las urnas, incapaz de advertir el impulso de cambio que supuso Podemos entonces en la sociedad española. Refiriéndose a quienes impidieron esa candidatura de unidad, escribe Solís, "todos abandonaron el hotel aquella noche [electoral] con la cabeza gacha, pero habían sido muy coherentes y se sentían ganadores morales mientras veían pasar delante de sus ojos la victoria de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid y a Cristina Cifuentes con la posibilidad de conformar gobierno por unos pocos escaños", como así fue.
Es de esperar que no le ocurre lo mismo el 4 de mayo a Más Madrid, pero no es descartable que le pase algo así al jugar por segunda vez a la misma carta con la que lo hizo lamentablemente y a traición hace dos años. Puede que en esta ocasión, además, el electorado castigue a Más Madrid ante el revulsivo que comporta la candidatura de Iglesias y su llamada a la candidatura de unidad, rechazadas por el partido de Errejón.
En unos días se cumplirá el nonagésimo aniversario de la proclamación de la segunda República. Sería la peor de las conmemoraciones que la izquierda republicana celebrase tal aniversario con un gobierno de extrema derecha en la capital de este reino en declive. Otra cosa pintaría si el resultado fuera el que Pablo Iglesias persigue con su candidatura de unidad.
DdA, XVII/4791
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