martes, 9 de marzo de 2021

POR PRIMERA VEZ EN DEMOCRACIA SE PROHÍBE EL ACTO DE UNA MINISTRA



Félix Población

Por primera vez en la historia de la democracia española de 1978, un gobierno autonómico ha prohibido un acto en el que iba a intervenir una ministra del Gobierno de España. Algo así es inimaginable en cualquiera de los países de nuestro entorno europeo  o en cualquier otra nación con una democracia respetable, pero ha sucedido en la mismísima capital de este reino en declive. 

Alegando razones peregrinas como no haber facilitado detalles imprescindibles del evento como hora, duración y motivo, la presidenta Ayuso impidió que la ministra de Igualdad accediera al instituto Gómez Moreno del barrio madrileño de San Blas, en fecha tan señalada como el Día de la Mujer Trabajadora, para dar una charla al aire libre sobre cómo viven las jóvenes el feminismo y la igualdad.

Fuentes próximas a la Consejería de Educación estiman al parecer que la ministra pretendía "hacer un acto político en horario lectivo", aunque la razón oficial se basa en los aludidos "detalles imprescindibles". Si sumamos eso a la prohibición de la manifestación con motivo del 8M en Madrid, la vandalización de un mural feminista y las agresiones que se han dado contra concentraciones feministas tanto en la misma ciudad como en algunos puntos del país, todo parece indicar que en torno al único partido que se ha negado a participar en la conmemoración feminista y ha decidido arrancar ese día del calendario se está gestando lo que en una pancarta se leía ayer en Barcelona: “El machismo es una enfermedad de transmisión social”. 


Actitudes tan inadmisibles como la de la presidenta Ayuso, prohibiendo un acto en el que iba a intervenir una representante del Gobierno, solo contribuyen a que contra el feminismo se puedan perpetrar agresiones y actos vandálicos como los aludidos. No olvidemos que el mural feminista emborronado en Ciudad Lineal es el mismo que el Partido Popular y Vox quisieron eliminar el pasado mes de enero y que el vecindario evitó con su resistencia. 

Imponer la mordaza a una ministra de España y acallar una reivindicación ciudadana denotan hasta qué punto la derecha está a merced de la extrema derecha y sin una oposición que se haga notar. 

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        DdA, XVII/4784        

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