martes, 2 de marzo de 2021

MEZQUINDAD DE LA DERECHA TRINA POR EL FALLECIMIENTO DE UN PRESO DE ETA

 


Vicente Bernaldo de Quirós


En los textos de urbanidad de mi infancia, se recogían algunos de los deberes imprescindibles para convivir adecuadamente en la sociedad y que se basaban en el respeto, la educación y los buenos modales, teniendo en cuenta unos valores más bien conservadores, pero que eran los hegemónicos por entonces. Acompañar a los ciegos a cruzar la calle, dejar el asiento del autobús a los ancianos y otras acciones caritativas con los más vulnerables y con quienes se tenían por autoridad:  quitarse el sombrero cuando pasaba una procesión o un entierro.
   La radicalización de los neofranquistas más energúmenos ha convertido en irracionales algunos de estos signos de buena crianza y posiblemente la frustración y los pliegues del odio que algunos llevan dentro han terminado por cimentarse en  la actual sociedad, libre de prejuicios y de sentimientos.
   Solo la estupidez y la mala baba puede aconsejar a los líderes de los tres partidos de la derecha española arremeter contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez por dar el pésame a la familia del etarra Igor González que se suicidó en la cárcel de Martutene. Una simple conmiseración humana producto de los buenos sentimientos ha sido respondida con la mezquindad propia de las malas personas por Santiago Abascal, Pablo Casado e Inés Arrimadas, que le echaron en cara que haya mostrado sus condolencias por el fallecimiento de un preso de ETA.
   A mí la actuación del presidente del Gobierno me parece encomiable por seguir al pie de la letra los buenos modales de la urbanidad que sabe lamentar la desgracia de un adversario. Es mucho más miserable echar cizaña sobre Sánchez, achacándole motivos bastardos por acompañar en el sentimiento a una familia. Es comprensible, incluso, que se muestren indiferentes ante la muerte de un etarra, porque nadie les pidió un acto de grandeza, pero la mezquindad de renegar del perdón, ellos tan cristianos, es absolutamente despreciable.
   Me imagino a uno de estos tres mosqueteros de la humillación dándole el pésame a la familia de un fallecido. "Coño, así que murió tu madre. Pues que se joda que era un putón verbenero que además llevaba seis meses sin pagar la cuota del partido", o alguna ordinariez del mismo jaez. Es lo que tiene ser heredero de los que arrojaron a las cunetas a miles de republicanos que fueron asesinados por defender la democracia.
   Con que galantería podrán elogiar las virtudes de aquellos generales españoles que honraron la memoria de los que perdieron las batallas en las que se enfrentaron, simplemente porque habían defendido sus posiciones con valentía y caballerosidad. Estos tres mequetrefes son todo lo contrario de lo que simbolizan aquellos militares que lucharon por España y supieron sentir respeto por el enemigo.
   No seré yo el que llame hijos de puta a los que se alegran por la muerte de los demás, porque la madre de nadie tiene la culpa de como salen sus hijos. Bastante desgracia sufrieron teniendo que haber parido a estos engendros. Quien me iba a decir a mí que tenga que rescatar del olvido aquellos viejos textos de urbanidad
   El día que Abascal, Casado y Arrimadas estiren la pata y se vayan de este mundo, que nadie espere de mí un reproche o un insulto, porque las acusaciones se hacen en vida frente a frente y ante la cara de los interpelados. Es posible que lamente, o no, su fallecimiento porque cualquier vida humana es respetable, aunque sea la de un miserable derechista. No caeré en su misma trampa. Eso sí, no esperen de mí que rece un Padrenuestro por su alma, porque yo no soy creyente. Y que sepan que en política valen muchas cosas, menos ciscarse en los muertos ajenos. Más que nada, por el karma.

      DdA, XVII/4779            

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