Celso Miranda
¿Libertad para qué? Las imágenes traen a mi
mente aquel viejo eslogan que atraía a jóvenes de provincias a la ciudad de la
"movida madrileña" en busca de la postmodernidad, la marcha y el buen
rollo que favorecieron alcaldes como Tierno Galván. "Madrid me mata".
Como la historia se repite a sí misma, como tragicomedia en este caso, las
imágenes de jóvenes (franceses o afrancesados, qué sé yo) tentando a la muerte
(más la ajena que la propia) tras el toque de queda, son hirientes. Porque
tienen detrás el respaldo de un discurso sostenido en el tiempo por Ayuso y sus
asesores ("¿quién le ha dicho a usted que yo quiero que conduzcan por
mí?") que convierte a la libertad en un acto incívico. Libertad para
meterse en un atasco a las dos de la madrugada en la Castellana, libertad para
lucrarse con pelotazos urbanísticos, comisiones de obras públicas o
privatizaciones, libertad de elección de centro educativo para evitar que tus
hijos se mezclen con inmigrantes o hijos de la clase obrera, libertad para
poner en riesgo sanitario al conjunto de la población,... libertad para vivir
"a la madrileña". Puestos a buscar eslogan, la Revolución Francesa
lograba el equilibrio de la libertad con los necesarios contrapesos de la
igualdad y la fraternidad, principios que se han caído de las propuestas de la
extremada derecha madrileña. Libertad sin igualdad ni fraternidad es
libertinaje, desvergüenza, hedonismo. Es retroceder en la historia, de muy mala
manera.
DdA, XVII/4801
No hay comentarios:
Publicar un comentario