Jaime Richart
El alcalde de Zalamea es una obra de López de Vega, que últimamente se atribuye a Calderón. Aparte de que en ella lo que se condena es la humillación sangrante que sufre el pueblo por parte de la "tardanza de la justicia", dice Crespo: el castellano es humilde con los humildes y valiente con los soberbios. Castellanos o no, ser valiente con los truhanes revestidos de dignidad aparte de serlo político, es un deber moral,
Es indudable que para toda sociedad la moderación en política es la mejor opción. Pero cuando un ejército de facinerosos vestidos de solemnidad se empeñan en desestabilizar la sociedad para adueñarse del poder, no hay más remedio que plantarles cara con la misma radicalidad y mayor determinación. Si la consecuencia trae una tensión de guerra que, dada las condiciones de la actual geopolítica es impensable, allá la responsabilidad de los provocadores.
Pero la tibieza, la debilidad, el conformismo o la comodidad del pesoísmo durante 43 año hasta el punto de haberse ido mostrando paulatinamente tan centrista y monárquico como la derecha o más, han acabado siendo fraudulentos. Y la irrelevancia numérica del partido comunista, acentuada por el desdén informativo de los medios de comunicación durante esas mismas cuatro décadas ha contribuido poderosamente al debilitamiento de la causa de la izquierda real en España, dañada significativamte si no tanto por la injusticia, por esa “tardanza de la justicia” de la obra clásica. Todo lo que hace indispensable irrumpir en el escenario político con la misma determinación de izquierdas que la de la ultraderecha; ultraderecha que en España no es otra cosa que franquismo, nacionalcatolicismo y principios del movimiento nacional que vienen en camino...
DdA, XVI/4798
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