miércoles, 31 de marzo de 2021

"ARGIPPO", POR EUROPA GALANTE, UN CONCIERTO ENERGÉTICO

           

Alicia Población Brel

Aunque Vivaldi se inició tardíamente en el mundo operístico, tuvo tiempo de componer al menos los cuarenta títulos que se le atribuyen, y aún hay fuentes que afirman  que podrían ser el doble. El pasado domingo, 28 de Marzo, el violinista Fabio Biondi y su conjunto barroco Europa Galante, fundado en 1990, llevaron a la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional la ópera Argippo. Se rodearon de cinco maravillosos cantantes: las mezzosopranos Vivica Genaux (Argippo), Giuseppina Bridelli (Silvero) y Delphine Galou (Zanaida), la soprano Marie Lys (Osira) y el bajo Luigi De Donato (Tisífaro)

Los antecedentes de la historia nos sitúan ante una típica comedia de enredo. La hija del rey Tisífaro, Zanaida, es engañada por su primo Silvero, que se hace pasar por Argippo, a quien Zanaida ama, para acostarse con ella y prometerle que la desposaría. Mientras Argippo se ve obligado a volver a su hogar donde se casa con la princesa Osira. Al poco tiempo la pareja va a visitar al rey mongol y aquello termina de destrozar a la pobre Zanaida que se siente terriblemente deshonrada.

Tras leer las notas del programa de mano para ponernos en situación la música de Vivaldi empieza a sonar a través de las cuerdas de la orquesta. Biondi, de pie, con energía, da indicaciones para que la música salga y entre, y de pronto se empiezan a crear esas olas sonoras llenas de bayolajes tan características del compositor italiano. En la primera aria de Zanaida, Se lento ancora il fulmine, los lamentos de la muchacha van en perfecta armonía con las cascadas de la cuerda. La orquesta lleva el pianísimo hasta el límite.

Argippo nos recibe con un torrente de voz firme y virtuoso en su aria Anche in mezzo a perigliosa tras la cual suena la de Osira, Qual disarmata nave. Al término de ambas intervenciones el público no se resiste y resuenan en la sala los primeros aplausos entusiasmados. Los cantantes van cobrando confianza a medida que transcurre el concierto. Marie Lys va tan en consonancia con la orquesta que se diría que es una violinista más, sentada al lado de sus compañeros. Además, es muy de agradecer, que al carecer de elementos de atrezzo y vestuario propios del espacio escénico operístico, a cantante teatralice cada frase de su interpretación. 

Silvero no acaba de confesar y Argippo es acusado y obligado a pagar su deshonor dando muerte a su propia esposa y casándose con Zanaida. Al final siempre lo paga “il débil sesso”, que diría Tisífaro. Este es el momento cumbre de la obra. Argippo le transmite a Osira las terribles nuevas y esta afirma en un aria preciosa que está dispuesta a morir por él, Vado a morir per te. Tras escuchar a su amada, Argippo le responde con Che siete? Dove son io? y una delicadeza en la que revela todo su amor. En este momento, la cuerda empuña el sonido desde un piano en que se escucha el aire pasando entre las crines de los arcos y las cuerdas de los instrumentos, como si la orquesta entera suspirara. Es uno de los momentos más expectantes de la obra, al que acompañó un silencio solemne en toda la sala del Auditorio.

La resolución no podía ser más clara: Silvero termina confesando y el rey acaba perdonando y comprendiendo el malentendido. Zanaida se casa con Silvero y Osira y Argippo puede seguir con su feliz vida. En este punto suena una de las arias más bonitas de la ópera, Che farai?, en la que Osira le responde a Tisífaro, ante las dudas de este en cuanto a qué decisión tomar. La orquesta comienza un acompañamiento a pizzicatos y, de la mano de la magnífica voz de Lys, convencen al rey de que perdone al amor. Señalar que se queda francamente corto el último quinteto, en el que cantan los cinco personajes para transmitir el feliz desenlace. ¡Con el gusto que da escuchar el grupo de voces!

El concierto del pasado domingo fue uno de los muchos que formarán la gira en la que se sumergirá próximamente la formación, pero sin duda tuvo algo de mágico para los músicos hacer este primer estreno con público –después del celebrado por streaming en Sevilla-, y las energías en uno y otro lado del escenario sin duda se podían palpar.

*Crítica publicada en la revista de música clásica Ritmo

DdA, XVII/4804

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