domingo, 21 de febrero de 2021

LA LIBERTAD DEL SILENCIO


Félix Maraña

Es evidente que a estas alturas las movilizaciones no son por un rapero preso. Aquí hay muchos males de fondo, convergentes, y no siempre con el mismo propósito, intención y objetivo. Dejé escrito hace tiempo, porque no se si saben ustedes que yo he vivido, si eso era vivir, en Euskadi, dije que yo a pedir la libertad no iba con cualquiera. O, de otro modo, que uno prefiere pensar por libre. La violencia, toda la violencia es violencia, se aproxime más o menos al terror. Ninguna violencia, nunca y nunca, se justifica ni puede justificarse en aras de un supuesto bien superior y panhumanista como puede ser la Libertad. Esta es una democracia muy imperfecta, pero no es un régimen de esclavitud. Lo terrible es que el gobierno no se atreve a decir lo que tiene que decir, ni a hacer lo que tiene que hacer. Una ley Mordaza que va contra todos y unas sentencias que Europa corrige constantemente. Y un drama social, que está ahondando en la pobreza, echando a la juventud al camino del desaliento, el desaire y la desesperación. A mí el rap, el rapero y las barbaridades que profiere, me hieren profundamente. Están tan lejos de mi universo cultural y emocional que me turban el ánimo. Pero mientras todo lo haga con palabras (y no suelte unas hostias a periodista alguno, como ha hecho), que se le trate del mismo modo que a los militares que se desahogan anunciando el propósito de fusilar a 26 millones de españoles, que se van de rositas. El silencio a veces es cómplice, pero el silencio es también revolucionario.Y hasta aquí puedo leer.
DdA, XVII/4769

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