Félix Población
El magistrado José Luis Concepción Concepción, conocido entre sus colegas por el apodo de Conchito, está a punto de poner punto final a su etapa al frente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y parece que quiere hacerlo una vez más en contra del cargo que representa y según el talante ultraconservador del que ha venido haciendo ostentación.
Lo dejó asomar sin equívoco
alguno con motivo del desalojo de los restos mortales del dictador de la
basílica del Valle de los Caídos, aprovechando la ocasión para arremeter contra
la Ley de la Memoria Histórica. También hizo lo propio contra el
estado de alarma decretado por el gobierno de coalición con motivo de la
pandemia -adoptado por todos los países de nuestro entorno-, por lo que se ganó
cierto protagonismo en un libro de Ernesto Ekaizer.
Este
magnífico periodista -recuperado por suerte del coronavirus- incluye al
magistrado Conchito entre los protagonistas de El Crispavirus, en
donde analiza la componenda que la derecha extrema y la extrema
derecha orquestaron -con el concurso de la judicatura más reaccionaria y
los medios afines- para servirse de una crisis sanitaria de la gravedad de la
que soportamos e intentar dar al traste con el que consideran un gobierno
ilegítimo, aun siendo el que las urnas quisieron.
En alguno de
esos casos, al magistrado Concepción se le llamó la atención desde el Consejo
General del Poder Judicial, en tanto que declaraciones así no se le pueden
permitir por lo que representa. Estamos esperando -sin demasiada confianza- que el citado
organismo, que ejerce "funciones de gobierno con la finalidad de garantizar la
independencia de los jueces" en el ejercicio de su función, se pronuncie ante unas declaraciones provocadora y rotundamente antidemocráticas
y anticonstitucionales, en las que el aludido manifestó que la
presencia de un comunista en el gobierno -en referencia al vicepresidente
segundo, lo cual es falso, además de infame por el papel jugado por el Partido Comunista contra la dictadura- pone en solfa la democracia.
Si el Consejo General del Poder Judicial no toma medida alguna ante lo dicho por José María Concepción, habrá que colegir que la representación de la máxima autoridad del poder judicial en Castilla y León ha estado y sigue estando a cargo de quien la ha ejercido y ejerce con criterios contrarios a un Estado democráticos y a sus principios constitucionales, y con la venia, además, del máximo organismo del poder judicial en España, al que lastran dos años de caducidad por causa precisamente de la derecha extrema.
Hasta ahora, solo la Asociación Jueces y Juezas para la Democracia se ha pronunciado con relación a lo dicho por Concepción: “Consideramos que estas manifestaciones, en tanto que provienen del máximo responsable de la judicatura en Castilla y León, contribuyen a trasladar a la ciudadanía una imagen de parcialidad y sesgo de la propia judicatura y que, además, contribuyen muy poco al respeto institucional que debe presidir las relaciones entre los distintos poderes que conforman el Estado”.
Son palabras de un colectivo que ha necesitado precisar así su denominación. Podría ser una obviedad tal nombre, pero no si se considera que hasta la presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León llegó alguien como el magistrado Concepción.
. DdA, XVII/4764
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