viernes, 26 de febrero de 2021

ADIÓS AL COMUNISTA AMABLE GARCÍA


Lazarillo

Cuando este Lazarillo tuvo oportunidad de dirigir hace muchos años el diario El Correo de Zamora, perteneciente a los Medios de Comunicación del Estado (anteriormente Prensa y Radio del Movimiento), se encontró en aquella pequeña y hermosa ciudad del Duero con un medio que había defendido -como a lo largo de su historia- los intereses de la sociedad más conservadora. Su anterior director no solo había desempeñado el cargo en defensa de los principios fundamentales del viejo régimen, sino que simpatizó en su día con los golpistas del 13-F, de cuyo esperpéntico episodio se acaban de cumplir cuarenta años. Poco después llegó este Lazarillo a Zamora y se encontró con la mala acogida que le prestó desde el principio esa misma sociedad,  al poco de firmar en su sección Ojos del Duero un artículo tan revolucionario como recordar y celebrar la memoria y la obra de tres Pablos: Picasso, Neruda y Casals. Con esos inicios, no es extraño que mi paso temporal por aquella ciudad como profesional del periodismo acabara con un procesamiento que no tuvo mayores consecuencias. Fue en esas circunstancias cuando traté a Amable Garcia, secretario provincial Partido Comunista de Zamora durante treinta años, fallecido ayer en su ciudad a una edad casi centenaria. Ningún otro representante político, profesional o sindical de entonces se ofreció para colaborar, si fuera necesario, en el pago de la sanción que se me quería imponer. La convicción, sinceridad y sencillez con las que lo planteó no se han borrado nunca de mi memoria. Gracias, Amable. Tu nombre se identificaba con tu persona e iba en consonancia además con tu dignidad.

El 24 de mayo de 2015, 70 años después de la detención que le llevaría a pasar tres años en la cárcel por defender sus ideas, Amable García alzó el puño en señal de victoria en el interior de la sede municipal de Izquierda Unida. El ganador de la noche era Francisco Guarido, nuevo alcalde semanas después, pero muchas miradas se posaron entonces en aquel nonagenario que entonaba la Internacional consciente de que, por fin, los suyos habían triunfado en las urnas. “Eso se lo llevó puesto”, recordó ayer el coordinador provincial del partido, Miguel Ángel Viñas, en su despedida a “un referente y un hombre luchador y honesto”.

Amable García murió durante la madrugada del miércoles al jueves a los 98 años, víctima de una edad que no perdona ni a aquellos que, durante toda su vida, mostraron un carácter irreductible. “Es muy fácil apoyar ciertas ideas cuando todo va en esa línea, pero él estuvo siempre, también cuando venían mal dadas”, recalcó Miguel Ángel Viñas, visiblemente orgulloso por el legado que deja un hombre cuya adolescencia y vida adulta quedó marcada por una fecha: el 17 de septiembre de 1936. Aquel día, en plena Guerra Civil, el bando nacional fusiló a su padre, Aun en las entrevistas más recientes, Amable García insistía en ese momento, grabado a fuego en su memoria.

Pasada ya la contienda, en plena dictadura, Amable García fue detenido por su actividad política, entonces en la clandestinidad, y sufrió los rigores de la prisión de Burgos, un penal “sin ventanas”, como indicó ayer el alcalde de Zamora, Francisco Guarido: “Ni ese frío pudo con él”. García entró en contacto entonces con otros compañeros de lucha de diferentes territorios, incluido el poeta Marcos Ana, ya fallecido, con quien entabló una buena relación antes de regresar a una libertad condicionada por la vigilancia policial. También en los últimos años, el comunista zamorano rememoró esas tardes en el Teatro Principal, con los agentes pegados a la espalda. Aquello duró mientras vivió el dictador.En aquellos años, Amable García se mantuvo firme en sus convicciones y se ganó la vida como trabajador de una tabacalera. Siempre de manera “honrada”, como recalcó en alguna ocasión.

Con la llegada de la democracia, el PCE salió de las catacumbas en el famoso Viernes Santo de 1977, y Amable García se sumó a la vida política democrática. Primero, con su partido de toda la vida, del que fue secretario provincial durante treinta años; y, más tarde, integrado en Izquierda Unida. De hecho, el político zamorano ejerció como contable de la formación hasta que su vista dijo basta. Eso ocurrió cuando ya pasaba los 90. (La Opinión/El Correo de Zamora).

          DdA, XVII/4775          

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